Hay algo que quiere dejar claro Porsche respecto a lo que aquí ve. No es la segunda generación del Porsche Macan, sino la primera de su casta: una con poder eléctrico que, no sólo debutó en Colombia, fue de los modelos que más atención acaparó en el Salon del Automóvil. Eso después del 911 GT3, pero con esa joya era de esperarse.
Quizá los eléctricos no sean para todo el mundo, pero el despliegue tecnológico que presenta este SUV deportivo es digno de admirar. El Macan eléctrico es un carro de muchas primeras veces para Porsche y, aunque guarda parecido, no es precisamente el Taycan 4S que también está en Colombia.
Sin más preámbulo, destapamos los secretos que tiene por ofrecer esta camioneta de alta tensión con sello de Stuttgart.
El primero de su especie
Primero lo primero: el Porsche Macan eléctrico y a gasolina convivirán por un tiempo en Colombia y el resto del mundo. Es más, es posible que el segundo reciba una segunda generación que conviva junto a su hermano “recargado”, pero por ahora Porsche no lo confirma.
Lo que aquí ve es el Macan 4, versión “del medio” y la única que llega al país. Aunque con Porsche y Autoelite, si tiene la capacidad adquisitiva la versión 4S o la electrizante Turbo no están fuera de las cartas. También hay un Macan de entrada con un único motor, si eso es lo que busca.
Su plataforma es nueva, se llama Premium Platform Electric o PPE y es compartida con Audi, aunque Porsche añade su propia tecnología para motores, suspensión, frenos, asistencias y todo aquello que caracteriza sus deportivos.
Despliegue de poder eléctrico
El Macan 4 cuenta con una batería de 100 kWh con arquitectura de 800v y carga continua hasta de 270 kW. Tiene dos puertos de carga como el Taycan, aprovechando la división de sus celdas que pueden reemplazarse individualmente. Su autonomía es de 613 km y su puerto de carga es CCS tipo 1.
Los dos motores entregan 382 caballos de potencia y un pico de 650 Nm de par; figura que salta a 402 caballos por unos segundos. Suficiente para un 0-100 km/h en 5 segundos, pero eso no es lo más impresionante.
Su agilidad afín a un 911 o Macan a combustión es lo que descresta. La suspensión activa de Porsche (PASM), el control dinámico de chasis, los frenos de disco de alto desempeño y sus cuatro modos de manejo. Incluyendo uno off-road, primera vez que el Macan recibe tal opción.
Su coeficiente de arrastre también es un impresionante 0,25. Ello cortesía de su chasis sellado por debajo, difusor, rejillas activas al frente y un alerón retráctil en la parte trasera. Nada que envidiar al Macan con motor térmico o un Cayenne.
La tecnología típica de Stuttgart
Ya lo vimos en el Taycan, el Panamera, el Cayenne y ahora llega al Macan: sus tres pantallas que abarcan toda la cabina. Una curva de 12,6” para el panel de instrumentos personalizable y dos de 10,2” para entretenimiento y el pasajero. La consola central flotante posee un panel táctil para controlar el aire de dos zonas. Detalles no menores incluyen un nuevo selector de marcha junto al volante y botón de arranque, otras dos novedades para el nombre Macan.
Sillas tipo cubo, paquete Sport Chrono, mucho cuero, iluminación ambiente, techo panorámico y conectividad inalámbrica es lo que faltaba para darle ese toque premium al Macan y sus 4,78 m de largo.
Volviendo a la duda del inicio, es cierto que la electricidad no es para todos. Pero con tal despliegue de tecnología, diversión y diseño, una evolución total del Macan que conocemos hace una década, es imposible no considerar digna a su nueva encarnación eléctrica.
