La ley de Murphy es implacable. Evidencias abundan, sino pregúntele a una universidad en Madrid, España en donde un bus autónomo sufrió un accidente el día de su estreno. El accidente afortunadamente no dejó heridos ni daños graves, pero sí dejó muchas preguntas sobre si la conducción autónoma está lista para funcionar sin un operador.
La reconstrucción del siniestro
La Universidad Autónoma de Madrid adquirió un bus (minibús) autónomo denominado EasyMile EZ10 para que sus estudiantes se desplacen por el campus de manera más cómoda. Este vehículo cuanta con un nivel 5 de autonomía, es decir que puede funcionar sin un operador humano. En el proceso de compra e implementación estuvieron involucrados la empresa Alsa, el Consorcio de transporte de Madrid y la Dirección General de Tránsito (DGT).
Estas tres entidades aportaron recursos técnicos y monetarios para que el EasyMile EZ10 estuviera listo para funcionar en el campus de la UAM. Después de varios retrasos, la fecha de lanzamiento se fijó para el 20 de octubre. Cuando finalmente llegó el día, el minibús autónomo se presentó con bombos y platillos ante medios de comunicación. Era de esos momentos en que nada nada podría malir sal.
Una serie de sucesos desafortunados
Un día antes de la presentación, hubo una lluvia intensa acompañada por fuertes vientos, lo que causó que cayeran hojas a la calle. Al día siguiente pasó lo mismo pasó, pero, a pesar de todo, la presentación siguió adelante y el bus inició su recorrido con un operador a bordo. Solo fue cuestión de minutos hasta que sucediera el incidente: por alguna razón, el EasyMile EZ10 frenó en seco y una conductora que lo seguía de cerca no reaccionó a tiempo y lo chocó por detrás. El minibús no iba a más de 20 km/h, por lo que no hubo mayor daño y terminó su recorrido sin contratiempos.
En condiciones normales, según la normativa en España, la culpa del accidente sería de la conductora que seguía al minibús autónomo pues no respetó la distancia de seguridad. Sin embargo, la frenada en seco del minibús no tuvo razón alguna. La teoría más fuerte es que aquel montón de hojas secas confundió a la inteligencia artificial del bus, haciéndola pensar que eran un obstáculo peligroso. Esto deja muchas preguntas sobre si la conducción autónoma está lista para lidiar con los conductores humanos y con el medio ambiente. Y no es la primera vez que algo así pasa: en el 2017 otro bus autónomo tuvo un accidente en su primer viaje en Estados Unidos.