El corazón depredador del Mustang Shelby GT500 2020 ya nos ha traído varias noticias interesantes. Primero, cuando Ford finalmente confirmó que su motor V8 supercargado de 5200cc producirá 760 caballos de potencia y, después, dándonos un abrebocas del tipo de rendimiento que podemos esperar del Shelby GT500. Hablamos del motor más potente en la historia de Ford y, debido a esto, es armado a mano por técnicos especializados en un lugar exclusivo. ¿Le gustaría echar un vistazo? Está de suerte…
Una puerta normal
Romeo, Michigan, es hogar a una de las líneas de ensamblaje más importantes para Ford. Es una instalación de 189,873.2 m2 que históricamente ha producido algunos de los motores más emblemáticos del fabricante, pero todo lo bueno no sucede en el piso principal sino tras bambalinas. Una puerta normal da acceso a la Niche Line, la línea de ensamblaje más pequeña en la planta de Romeo, pero la más importante. Allí es donde se ensamblan actualmente el motor del Mustang Shelby GT350 y el del Shelby GT500 que saldrá a la venta el próximo año. Todo es hecho a mano y le toma a un trabajador más de tres horas armar esta maravilla de la ingeniería.
La revista norteamericana Hot Rod tuvo la oportunidad exclusiva de acompañar a James Williams, un trabajador de la Niche Line, a lo largo de este proceso. Un solo técnico es responsable de cada motor, asistido por maquinas especializadas y otros trabajadores. El proceso inicia con un bloque de la familia Coyote de Ford, el mismo que en el GT350R, pero con maquinados específicos para el GT500. Primero, Williams monta el cigüeñal, la casquetería, la tornillería y las tapas de bancada, ajustando todo con un torque especifico gracias a una máquina. Después vienen los pistones, las culatas, los cuatro arboles de levas y así sucesivamente hasta llegar a ese gigante supercargador Eaton.
El orgullo de un artesano
El paso final es una máquina que gira el motor en frío, activando todos los sistemas del motor y midiendo todos sus parámetros. Los motores luego se empacan cuidadosamente y se despachan a Flat Rock, también en Michigan, donde tiene lugar el ensamblaje final del Shelby GT500 . Aunque su pinta sugiera otra cosa, Williams no es nada menos que un artesano. Independientemente de lo mucho que ayuden las máquinas a su disposición, ensamblar un motor de alto rendimiento siempre es una tarea que debe llevarse a cabo con total meticulosidad.
Él viste con orgullo una camiseta con el emblema del pony car y, al final del proceso de ensamblaje, pone sobre el motor una placa con su nombre: “No puedo creer que trabajo para una compañía que me permite poner mi nombre en sus productos”, dice con el corazón lleno de orgullo. Cada vez se acerca más el día en que el Shelby GT500 estará en las manos del público y la prensa especializada y seguramente, cuando eso suceda, la pasión de personas como Williams se sentirá cada vez que el acelerador vaya a fondo.