¿Qué ocurre cuando un grupo de ingenieros y preparadores japoneses se juntan con los italianos? No tiene que buscar la respuesta porque acá está, y si un auto personifica la década de los ochentas (en particular en Japón) es el Autech Stelvio AZ1 por Zagato. O Zagato Autech Stelvio, como quiera llamarlo, no lo confunda con el Autozam (Mazda) AZ-1 de la misma época y locura.
Verá, por estos días Zagato nos recordó por qué son unos expertos en esculpir autos, gústele a quién le guste. Y allí recordé este peculiar automóvil, que solo pudo existir en un breve pero próspero momento en la historia japonesa, montando esa ola de avances, mentes brillantes, dinero por doquier y excesos. Gracias a esa época apareció el absurdo Mazda Cosmo con un motor Wankel de tres rotores, un sistema de navegación a color en el Toyota Soarer (o Lexus SC400) y por supuesto, el Zagato Autech Stelvio. Auto que declaro “el verdadero grand tourer decadente de lejano oriente”.
Un italiano y un japonés entran en un bar…
Antes de sumergirnos en la peculiaridad de este auto, hay que ponernos en contexto. Autech era una división deportiva de Nissan, como NISMO pero enfocada en tomar modelos de la marca y darles su propio toque, en vez de ser parte como tal de Nissan. Si jugó Gran Turismo seguro ha visto perlas como un Skyline GT-R R33 de 4 puertas y un Nissan Stagea con más de 300 hp, pues esos son obra de Autech.
Motivados por el “boom” de la economía japonesa (en sí un tema fascinante para otra ocasión), los locos de Autech decidieron crear su propio grand tourer; ese segmento automotriz nacido en la soleada Italia, refinado en Inglaterra e inmortalizado en las costas francesas exige autos con motores poderosos al frente, mucho estilo y derroche de lujo, comodidad infinita y diseños suntuosos. Tenga en cuenta que Autech apenas tenía un año de fundada, y ya querían su propio proyecto extremo.
¿Quiénes saben de diseño automotriz? ¡Los italianos! Japón tenía trazos futuristas, pero en un país tan pequeño un grand tourer ni siquiera era referencia. Quizá el Celica Supra lo era, pero nada como un Maserati, Aston Martin o Ferrari. Así que Autech llamó a Zagato y cual adolescente invitando a su crush, les propuso la idea sin miedo al éxito. La gente de Zagato debió preguntarse: ¿quién rayos es Autech? Lo cual es aún más extraño considerando que aceptaron, marcando así la primera alianza entre Zagato y Japón.
Millas (y piezas) de viajero frecuente
La alianza se concretó en 1987, y Autech decidió usar la base del Leopard (F31), el cupé más opulento que Nissan podía ofrecer. Italianos y japoneses trazaron una meta: 203 unidades exclusivas, con un motor y chasis modificado por Autech, y carrocerías esculpidas por Zagato. El primer detalle absurdo del Stelvio (nombre que Alfa Romeo se robó) es que Autech enviaba el chasis y todos los componentes del auto a Italia, para que Zagato instalara su carrocería y los enviara de regreso a Japón para su venta.
Aunque si en algo triunfa el Autech Stelvio por Zagato es en tener una apariencia con ninguna otra. Quizá motivados por el boom de la cocaína (y otras drogas) en los ochenta, los diseñadores de Zagato lanzaron todo tipo de ideas al aire. ¿Para qué espejos convencionales? Intégrelos en la carrocería, y sí esas raras aletas al frente del auto contienen los espejos. ¿Bigote en un auto? Por supuesto, y ahí coloque el logo y la parrilla. ¿Rines lisos? Buena idea, pero con un ducto de ventilación para decir que es deportivo y enfriar los frenos.
Parece que Zagato se propuso a reinventar el auto, sin pensar si era práctico o no. El resultado es bello, dependiendo de a quién le pregunte, pero tiene un innegable encanto peculiar. Para ser italiano, este auto encapsula ese sentimiento de invencibilidad que profesaba Japón por esa época, aparentemente capaces de comerse al mundo y desarrollar lo que se les antojara. La realidad estaba a punto de golpearlos duro.
Concepto absurdo destinado a colapsar
El interior es relativamente convencional en comparación al exterior y sus aletas simétricas. Era el mismo del Nissan Leopard, pero con cuero beige más elegante, apliques de madera en las puertas y tablero, sistema de sonido premium, usted menciónelo y si existía en los ochenta, aquí aparece. Todo para que ignorara el hecho que las luces eran de un Silvia S13 “disimuladas”. En realidad, Autech asaltó las reservas de Nissan y usó todas las partes que pudo para completar el modelo.
El motor es un V6 bastante convencional modificado por Autech, con turbo porque es Japón, y una potencia decente de 250 a 276 hp y cerca de 400 Nm de torque. La caja era automática de 4 marchas, algo aburrida pero en Japón es sinónimo de lujo. Como puede ver, mezclar mil partes y un motor de Nissan, enviarlo a Italia para darle forma y recibirlo de nuevo para su venta no es una idea muy rentable o eficiente.
De las 203 unidades planeadas, se cree que solo 88 fueron completadas, pero este dato varía dependiendo de donde mire. Tanto derroche de locura (y quizá música city pop japonesa) costaba 300.000 USD en dinero actual, y completar los 203 fue imposible. Luego la economía japonesa colapsó, y el Autech Stelvio por Zagato se convirtió en un ícono que representó ese boom socio-económico-cultural. Autech y Zagato colaboraron de nuevo en 1993, pero sin poder replicar la decadencia y diseño radical de este modelo. En mi opinión este es el auto japonés (de producción) más extravagante jamás concebido, a pesar de ser tan raro y escaso.