Una de las marcas de la industria automotriz más reconocidas y longevas está al borde de desaparecer. Se trata de Recaro, ese legendario fabricante de sillas alemán que esta semana declaró su bancarrota. Decisión que fue aprobada ante un tribunal alemán y que, al menos en su división automotriz, significaría un posible final a menos que la compañía sea adquirida por algún conglomerado.
Así es, sólo la rama dedicada a sillas para automóviles estaría en riesgo, las demás alas de Recaro, desde sus sillas gamer hasta las aeronáuticas, no corren peligro por la bancarrota. No sería la única firma alemana en problemas, porque el fabricante de rines BBS también está al borde de la quiebra, al no poder cumplir con los salarios de sus trabajadores.
Historia tejida con el automovilismo
La historia de Recaro inicia con los hermanos Wilhelm y Arthur Reutter, quienes fundarían en 1906 una empresa automotriz especializada en carrocerías. Clientes como Mercedes-Benz, Volkswagen y Porsche solicitaron sus servicios para ensamblar el chasis o carrocería de algunos de sus modelos, entre ellos el Escarabajo original y el Porsche 356.
Al mismo tiempo la compañía desarrollaba sillas para vehículos y, cuando Porsche adquirió la división de carrocerías, esta ala especializada en butacas emergió como Recaro (Reutter Carrosserie). Porsche fue uno de sus primeros clientes automotrices, manteniendo un vínculo entre las dos casas de Stuttgart hasta el día de hoy.
Los hermanos Reutter vendieron la compañía en 1969, momento en el cual comenzó su interés en sillas para aeronaves. Fue en 1997 que la compañía se reestructuró y se dividió en varias partes, incluyendo una rama independiente para automóviles de calle y competencias.
Mucha ambición… y también inestabilidad
Esa división cambió de manos en 2010, pasando a manos de Johnson Controls, luego Ardient y Raven Acquisitions en 2020, todas empresas especializadas en materia financiera. Hoy en día Recaro cuenta con 215 empleados, de los cuales ninguno estaba al tanto que la empresa se encontraba en Bancarrota.
Una distinción y es que Raven usa bajo licencia el nombre Recaro para esa división automotriz, por eso las demás alas de la compañía no se ven afectadas. Y no es un problema nuevo, los representantes sindicales de los trabajadores señalan que los trabajadores de Recaro llevan bastantes años cediendo parte de su pago para “estabilizar la compañía”. Me pregunto si algún ejecutivo estaba desviando esos recursos.
El gobierno alemán se reunirá con los dueños de Recaro para evaluar el paso a seguir para la compañía, junto a la unión sindical IG Metall. De esta dependerá si Recaro es liquidada, vendida o reestructurada para que sobreviva y siga fabricando esas fantásticas butacas tipo cubo. Además, un sinfín de marcas poseen contratos con el fabricante alemán, así que será muy difícil ver su colapso tan repentino.
El dilema de BBS
Por el lado de BBS ocurre algo muy similar. La compañía se declaró en insolvencia luego de no cumplir con los honorarios de sus trabajadores; además de cambiar varias veces de dueño en los últimos 15 años.
Aparentemente, medios como Auto Motor und Sport señalan que BBS ya tiene un tiquete de salvación, al menos para preservar el nombre. La compañía fue adquirida por un grupo de inversiones hace poco y sólo se necesita finalizar los detalles de la compra.
Recaro y BBS son dos nombres demasiado legendarios para desaparecer, aunque una bancarrota o crisis económica no es ajena a ellas. Así que, piensa este servidor, los nombres perdurarán de una u otra manera, así cambien de manos o se tengan que reinventar de alguna forma.