Esto no lo vimos venir, si somos francos. KTM, uno de los fabricantes más importantes de motocicletas, acaba de declarar su quiebra repentina. No es que vaya a desaparecer el día de mañana, en el mundo financiero la bancarrota o quiebra significa bastantes cosas, pero el panorama para la casa austriaca no es positivo.
La verdad es que KTM está en una deuda considerable y la única salida es una quiebra o bancarrota “táctica”. Sí, suena extraño, pero así es el mundo financiero y es un recurso que, antes de una quiebra total, le permite a una compañía reagruparse, atraer inversores, cortar gastos y, con fortuna, salir de ese hoyo financiero.
Solventando la crisis
En resumidas cuentas, eso es lo que buscará KTM y su compañía pariente, Pierer Mobility (también con base en Austria). Esta es dueña de KTM, Husqvarna, MV Agusta, GAS GAS y CFMoto, por si quería saber aquel detalle.
De forma breve, han sido años difíciles para KTM. La especialista en motos (y a veces autos) produce más de lo que vende, generando pérdidas, inventario acumulado y una caída en el mercado. La compañía trata de solventar todo con préstamos sí, pero llega un punto en el que la situación es insostenible; según Pierer la deuda de KTM roza los 3.000 millones de euros.
Así que la marca solicitó una reestructuración económica. Que, básicamente, significa que KTM entra en un modo de autoprotección para cortar costos de forma extrema y negociar sus deudas externas, mientras siguen en operación.
De tal manera, KTM tendrá tiempo para encontrar la salida a todo esto y seguir a flote. Lo más seguro es, no obstante, que al menos la marca tenga que cortar unos 500 empleos (de unos 3.600 en total en KTM). También una reducción en la producción actual, organización de gastos, políticas económicamente más viables, etc.
Sólo a modo de comparación, mire cómo KTM sufrió en ventas este año, en comparación a sus marcas hermanas.