Rara vez un restomod recibe la bendición oficial de una marca para nacer, crecer y generar nostalgia a aquellos que sí tienen el medio para adquirirlo. Pues, eso le pasó al Ford Escort RS original (o MK1), que renace gracias al preparador Boreham Motorworks. Y sí, este proyecto fue avalado oficialmente por Ford, así que como diríamos en internet, es canon.
Para los más perspicaces, Boreham es un circuito abandonado donde alguna vez Ford desarrolló los Escort y RS200 para el campeonato de rally. La casa del Óvalo Azul decidió revivir el nombre y establecerlo como un preparador oficial haciendo lo que Ford llama “Continumod”.
En otras palabras, Ford trae al siglo XXI al Escort MK1 RS1600 y RS2000, a la vez que preserva su esencia y mantiene esos clásicos en las calles.
Reviviendo un clásico, 50 años después
Esta es una distinción especial, porque Boreham no va a restaurar Escort existentes y transformarlos en esto. Por el contrario, van a hacer 150 ejemplares más del Escort RS2000, con un chasis y especificaciones aprobadas totalmente por Ford.
En su tiempo, estos Escort eran deportivos europeos hechos para competencias en rally y pista; convirtiéndose en leyendas puras. En un mundo lleno de autos eléctricos y deportivos con muchas asistencias, Boreham trae una leyenda a tiempos modernos, sin arruinar su aura, pero con algunas mejoras modernas.
Purismo en su máxima expresión
Serán dos las versiones del Escort RS por Boreham. La más descabellada de ellas posee una interpretación del clásico motor TwinCam de 4 cilindros de Ford. Con 2,1 litros de desplazamiento, pistones forjados, cigüeñal en acero billet, sistema de escape en titanio e inyección programable. Todo para entregar 296 hp a las ruedas traseras (el RS1600 tenía 115 equinos) junto a una transmisión manual “dogleg” de 5 marchas.
Si eso es demasiado (y lo es para un auto que pesa 800 kg), está un motor 1,8 más “amable”. Este tiene inyección electrónica y un cárter seco, con apenas 182 hp, un límite de 9.000 RPM y una transmisión secuencial de 4 marchas.
Tenga en cuenta que, si bien hay más poder, no hay tantas amenidades modernas. Boreham usó los planos del Escort real para reforzar su chasis, instalar coilovers y un diferencial LSD. Hasta escaneó un ejemplar real para forjar la carrocería en fibra de carbono del mismo tamaño, con precisión milimétrica.
Lo que sí está ausente es la dirección hidráulica, frenos ABS (aunque sí discos) ni control de tracción. Este es un juguete vieja escuela y por eso encantará a muchos. Y con muchos me refiero a 150 personas que tengan cerca de 300.000 Euros para justificar el capricho.
Un clásico como ya no se hacen
Todo está en los detalles y básicamente el Ford Escort RS de Boreham es un clásico para comprar hoy en día. Las luces son LED sí, también hay un radio con conectividad moderna. Eso es todo, los asientos son tipo cubo, pero con estilo clásico; las perillas e indicadores fueron retocados y exhiben acabados en acero inoxidable y un toque de gamuza adorna todas las superficies.
Quizá la era de los deportivos clásicos de boutique deba abrir sus puertas a más entusiastas que se opongan a la era de los autos eléctricos. Por ahora, este juguete es un recuerdo de que todo tiempo pasado fue mejor, así esté fuera de nuestro alcance.