Una de las noticias más curiosas del pasado salón de Fráncfort no vino de un fabricante, sino de la polémica organización Greenpeace. Junto con el colectivo alemán Deutsche Umwelthilfe, varios manifestantes de estas organizaciones ingresaron pacíficamente al complejo de convenciones de Fráncfort y se dirigieron específicamente a los SUVs en el piso de exposición con carteles que decían: “Asesino del clima”. Esto, sin embargo, no se trata de un hecho aislado sino de un fenómeno social un poco más complejo…
Un tema espinoso
La controversia no se limita a un par de loquitos con banderas y ya. Por el contrario, estos sucesos llegan en un momento en que múltiples capitales europeas discuten restricciones más severas a la circulación de los vehículos particulares. En el caso de Frankfurt, el sábado 14 se llevó a cabo una importante manifestación de peatones y ciclistas que protestaban en contra de “…las corruptas compañías automotrices celebran sus potentes SUVs y carros tragones de gasolina mientras el gobierno aplaude. Pero los ciudadanos estamos hartos de políticas de transporte concentradas en el automóvil”. Difícil decirles que no después del controversial Dieselgate.
Y bueno, nosotros los aficionados también aplaudimos los motores potentes y tragones, pero algo de conciencia medioambiental no nos caería mal. Lo cierto es que el cambio climático es algo innegable y que, si bien no son el principal causante, los carros y los combustibles fósiles contribuyen. Los SUVs son un blanco fácil pues gozan de mucha popularidad, han creado nuevos mercados como los crossover y muchas veces son usados para tareas que perfectamente podría realizar otro vehículo. Es más, algunos de los periodistas y aficionados más hardcore estarían de acuerdo con Greenpeace al denunciar que los fabricantes cada vez hagan carros más grandes y pesados, en vez de carros más ligeros y eficientes.
No solo en Fráncfort…
Este mismo mes otros manifestantes se encadenaron a la carrilera para impedir la salida de trenes de carga de la planta de Volkswagen en Wolfsburg. También, un grave accidente de transito que involucró un Porsche Macan, puso a los SUVs en el ojo del huracán. El vehículo en cuestión perdió el control, supuestamente por una condición médica del conductor, y arrolló a dos hombres, un bebe y una anciana, además de otros dos transeúntes que pudieron ser tratados en la escena del accidente.
Stephan von Dassel, alcalde de Berlín, dijo después en una conferencia de prensa que “estos carros que parecen tanques no pertenecen a la ciudad, son asesinos del clima y convierten cada error en un accidente fatal”. Afirmó que buscaría prohibir este tipo de vehículos en su ciudad. Parece una medida exagerada, sobre todo considerando que cualquier vehículo podría causar un accidente así al perder el control. Pero es difícil discutir con las leyes de la física: los SUVs pesan más y un carro más pesado es más difícil de maniobrar, frenar y causa mayores destrozos en un accidente; nada que hacer.
Personalmente, pienso que los tiempos cambian y los aficionados a la gasolina y la potencia debemos cambiar con ellos, buscar un balance. De lo contrario, organizaciones como estas seguirán viéndonos como el enemigo, buscando legislaciones drásticas como las que buscan poner fin a los SUVs en el mercado alemán.