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A la hora de elegir un vehículo para competir en el Dakar, el último auto en el que usted pensaría para enfrentar el Rally es un Citroën 2CV. Eso no detuvo a un dúo de pilotos y aventureras que aprovecharon la colorida categoría clásica del Dakar para hacer justamente eso: conquistar todas las etapas del Dakar a bordo de un humilde deux chevaux bastante colorido.

No son pioneras en este asunto, pero “Duckar”, amalgama de duck y Dakar, es el carruaje que eligieron para completar el rally. No es el único francés en competencia porque su rival y contemporáneo, el Renault 4, acompaña las aventuras del Citroën 2CV a lo largo de las 12 etapas del Dakar Clásico 2024.

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Gracias a donaciones de clubs de 2CV, venta de mercancía y un fundraiser este 2CV cumplió el sueño de llegar al Dakar.

Dos mujeres, una Citroneta y un sueño

A mediados de la década de los treinta, Pierre-Jules Boulanger concibió la idea de un vehículo asequible y utilitario para mover a Francia. Tenía que ser capaz de absorber los baches de los caminos agrestes de Francia sin romper un cartón de huevos colocado en las sillas o baúl. La Segunda Guerra Mundial pospuso los planes pero para 1948, con una Francia en reconstrucción y la necesidad de un vehículo asequible, el Citroën 2CV debutó y suplió perfectamente esos requerimientos.

75 años después del primer ejemplar ensamblado, un dúo de pilotos checas decidió celebrar la historia del ilustre Citroën 2CV en el Dakar. Son Barbora Holická y Lucie Engová y se declaran “la primera dupla checa femenina” en ir al Rally. Su única misión: terminar el Dakar por primera vez en un Citroën 2CV, modelo que no es ajeno a la competencia, pero que en todas sus participaciones previas nunca ha terminado.

Es por esa razón que la misión de estas checas no es ganar. No es imposible, pero cuando se tiene un ejército de Toyota Land Cruiser, cinco Porsche y un inesperado Škoda 130R en los primeros puestos, el humilde 2CV no tiene muchas opciones. Con la mitad del Dakar completado la misión de terminar va viento en popa, con el incansable 2CV asentado en la posición #52 general de todo el Dakar Clásico.

El pato francés de madres checas

Como era de esperarse con un modelo tan popular alrededor del mundo, el 2CV tiene infinidad de apodos. Aquí en Latinoamérica les dicen Citronetas, en otros sitios lo llaman “caracol de lata”, “sombrilla con ruedas” o “patito feo”. En República Checa se les conoce como patos por su suspensión de brazos con resortes helicoidales ubicados bajo las puertas. Excelente para absorber baches, pero hace que el 2CV se sacuda de lado a lado como, bueno, un pato. Ahora ya sabe por qué se llama Duckar.

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Entre ese mar de computadores de navegación está el tablero original del 2CV al igual que la palanca para controlar sus 4 velocidades.

Holická, quien es fanática de Citroën y tuvo un DS3 y Saxo, quiso “medírsele” al reto del Dakar con el utilitario 2CV. Iniciando su vida como un ejemplar beige modelo 1979, Holická acudió al taller de Tomáš Neruda, checo que si bien no es escritor si hace poesía con todos los Citroën basados en el 2CV.

El Dakar a bordo de un 2CV casi de fábrica

El hombre reforzó el chasis y agregó un nuevo brazo de suspensión a cada eje similar a la configuración del Méhari (un 2CV pero todoterreno) con nuevas barras estabilizadoras; la carrocería fue restaurada (con ayuda de Engová y Holická), se instaló una jaula antivuelco, sillas tipo cubo Sparco y arneses al igual que las computadoras de viaje y todo lo necesario para navegar en el Dakar.

Eso es todo, fuera de elementos de seguridad y una suspensión más robusta, el Citroën 2CV es estándar en todo sentido. Imagine la furia de ese motor de dos cilindros y 650 cc llevando 35 caballos de potencia a esas delgadas ruedas delanteras. Hasta la transmisión con palanca en el tablero fue conservada y solo por eso hay que apreciar la labor de Holická y Engová rodando en, literalmente, el auto más lento del Dakar.

En cuanto al colorido diseño, este es obra del artista Josef Rataj y realmente hace resaltar la naturaleza jovial, juvenil y despreocupada del 2CV marcado con el número 712.

Deuda por saldar con el Dakar

A piloto y navegante las saludo con respeto, porque tienen una misión clara y por el poder del anime y el Eurobeat van a cumplirla. Solo mirar el Instagram de Barbora Holická es encontrarse con una apasionada a todo lo que tiene que ver con Citroën, pasión digna de respetar.

Piloto y navegante tienen el legado de 14 intentos pasados con un Citroën 2CV en el Dakar y tienen que respetar ese legado. Desde la primera edición el 2CV y sus descendientes hicieron parte de la competencia; en 1979 el pionero fue un Dyane pilotado por Christian Sandron y Philippe Alberto.

En 1980 fue un 2CV Fourgonnette el que participó, seguido por varios 2CV estándar en años seguidos. De forma más reciente fue el proyecto Bip-Bip de los hermanos Marques, usando un 2CV Sahara con tracción en las cuatro ruedas cortesía de dos motores, pero que se retiraría luego de problemas con su suspensión.

Si me permite una opinión, Holická y Engová harán historia como la primera dupla en completar el Rally Dakar en el Citroën 2CV. Si llegó hasta aquí permítame darle una actualización: las samuráis checas cumplieron su objetivo y fueron las primeras en la historia en completar todo el rally con un Citroën 2CV.

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Las checas no fueron ajenas a la adversidad; pero la ventaja del 2CV es que al pesar 600 kg es fácil de empujar y rescatar de la arena.
Andrés Suárez
Cine🎬/Fotografía📸/Autos🚗. A veces hablo locuras sobre carros en Fuel Car Magazine.

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