El hambre de romper más récords, de ganar más, de agrandar esa estampa en la historia, eso es lo que mueve el automovilismo. Es lo que hace que pilotos como Ayrton Senna no renunciasen, incluso ante la inclemencia de la muerte. Por eso Ford no se conformó con el registro que marcó su Mustang GTD en el Nürburgring.
Y luego de unos meses, regresaron con creces. Esa primer vuelta oficial, si bien poseedora del récord del auto americano más rápido en el Nürburgring, no fue la mejor bajo la misma admisión de la marca. Es como Ken Miles le decía a su hijo, la vuelta perfecta está allí afuera, sólo hay que encontrarla.
Los obstáculos del Mustang
Hay varias razones por las cuales ese giro de 6:57.685 no fue el ideal. El clima frío de las montañas de Nürburg no fue el mejor, con algunas lloviznas intermitentes. Dirk Müller (piloto de Ford) sintió que no pudo exprimir el potencial de ese V8 y sus 815 hp, en fin. El detalle clave fue que no era el momento y clima ideal para marcar un récord.

Aun así el Mustang GTD logró un registro por debajo de los 7 minutos en el Nürburgring, convenciendo a Ford que tenían para más. Unos meses después una comitiva del Óvalo Azul se plantó otra vez en el Infierno Verde y esta vez las condiciones no serían un impedimento.
El giro casi perfecto
Con Dirk Müller de nuevo al volante, el Ford Mustang GTD marcó un giro de 6:52.072 en el Nürburgring. 5,5 segundos más rápido que su récord anterior, dejando claro que Ford tiene el auto americano más rápido en el ‘Ring, al menos por ahora.
Para aprovechar el clima ideal, los ingenieros de Ford hicieron varios ajustes al Mustang de pista. Como un sistema ABS y de control de tracción más precisos, mejor entrega de la curva de torque y potencia, un chasis más firme y pequeñas calibraciones al paquete aerodinámico.

Así Ford tiene entre manos uno de los 10 vehículos de producción más veloces en el circuito de 20,8 km. Supera al Porsche 911 GT3, al Ferrari 296 GTB y el Mercedes-AMG GT, pero no puede con el 911 GT3 RS, AMG GT Black Series y el francamente ridículo Mercedes-AMG One.
Eso no le quita al Mustang GTD una cosa y es ser un arma para pista divertida. Además de sentar a Ford en el escenario mundial de autos deportivos, sin mencionar las competencias en resistencia como su programa de GT3 lo demuestra.