Cuando se confirmó la muerte de Lee Iacocca, los tributos y homenajes a su nombre no se hicieron esperar y en Fuel queremos unirnos a este sentimiento porque él es responsable de algunos de nuestros carros favoritos. Acompáñennos en este recorrido por la vida de un hombre que cambió Detroit para siempre.
Tal vez el logro más conocido de Iacocca fue su participación en la creación del Ford Mustang y, con ello, del mismísimo concepto del pony car. Su vinculo con Ford empezó en 1946 como ingeniero, pero encontró su vocación en el departamento de mercadeo y ventas gracias a su creatividad y estrategias comerciales.
Para 1964, cuando el Mustang llegó al mercado, Iacocca ya era gerente general y fue su apoyo y el peso de su cargo lo que materializó la legendaria idea de Donald Frey: el primer pony car. Con más de trescientas mil ventas en tres meses, el éxito del Mustang fue tal que obligó a los demás fabricantes a crear sus propios pony cars para competir con Ford.
Así nacieron el Camaro, el Challenger, el Javelin, el Firebird y el Barracuda: como una reacción al proyecto de Iacocca. Pero después de los gozosos vinieron los dolorosos y, pese al éxito del Mustang y haber resucitado la marca Mercury, Iacocca fue despedido de Ford en 1978.
¿El motivo? Su propuesta de un carro compacto, económico y de fabricación nacional que resultó en un carro famoso únicamente por estallar en llamas cuando lo estrellaban por detrás; el Ford Pinto. El caso fue especialmente controversial porque Iacocca y otros directivos autorizaron su venta aun sabiendo de la falla.
Chrysler, sin embargo, recibió con brazos abiertos sus ideas y lo nombraron CEO en 1979. Estaban desesperados: necesitaban ideas y la compañía estaba al borde de la quiebra. Iacocca reorganizó totalmente la compañía introduciendo controles de calidad y eliminando costos, pidió un gran préstamo al gobierno nacional (el cual después pagó con un solo cheque) e insistió con su visión de carros compactos.
Chrysler introdujo al mercado su plataforma K en 1981 y este diseño económico de tracción delantera le permitió a la compañía finalmente producir ganancias. Pero Iacocca no solo salvo a Chrysler, también dio luz verde a productos revolucionarios como la Dodge Caravan, la Chrysler Town and Country, la Jeep Cherokee y el Dodge Viper.
Si hoy en día tenemos un Mustang de setecientos caballos, es por Lee Iacocca. Si Chrysler sigue viva y es hoy en día el octavo fabricante más grande del mundo, es gracias a Lee Iacocca. Desde Fuel, como amantes de los pony cars y como conocedores de la industria automotriz, ¡Te saludamos Lee, donde quiera que estés!