Montoya fue protagonista de un emotivo momento durante la carrera del Festival de la Velocidad de Goodwood, después de 20 años volvió a conducir el BMW Williams FW26 que usó en la temporada 2004 de F1.
Este fin de semana se está llevando a cabo uno de los eventos más importantes en el mundo del automovilismo, se trata nada más y nada menos del Festival de la Velocidad de Goodwood, donde por años se han reunido grandes pilotos y expilotos del mundo del automovilismo.
Aunque este festival es testigo de los mejores eventos del sector, sin duda uno de los momentos más especiales lo protagonizó este sábado Juan Pablo Montoya.
Como en los viejos tiempos
El copropietario de Juncos Hollinger Racing, Brad Hollinger, prestó sus dos legendarios monoplazas Williams de Fórmula 1 para una de las mejores exhibiciones del deporte de motor del mundo.
Uno de los Williams es el FW19 con motor Renault con el que Jacques Villeneuve ganó el título en 1997, el cual está expuesto para todos los fans. Mientras que el otro Williams es el FW26 de la temporada 2004. Este fue el auto que Juan Pablo Montoya utilizó en su paso por la Fórmula 1 en la escudería Williams, equipo en el cual estuvo desde el 2001 al 2004.
“Tiene un BMW V10 que gira a 18.000 rpm”, dijo Hollinger, refiriéndose al FW26. “Juan Pablo va a conducirlo y su hijo (Sebastián Montoya) va a conducirlo”, una experiencia de padre e hijo difícil de superar.
Fue con el Williams FW26 que el piloto colombiano completó la temporada 2004 de Fórmula 1, en la que terminó quinto con un total de 58 puntos y tres podios, uno de ellos con victoria incluida en el Gran Premio de Brasil, con este impecable adelantamiento a Michael Schumacher.
Montoya, dos veces ganador de las 500 Millas de Indianápolis y siete veces ganador de carreras de F1, marcó previamente la vuelta más rápida de toda la Fórmula 1 con el FW26, con un tiempo de 1m 19.525s en el circuito de Monza.
Aunque durante la pasada no le metió toda la potencia que realmente entrega el Williams, el sonido del FW26 y su V10 inundó la escena; cada curva era una oportunidad para que el auto sacara la cola, recordando su época de gloria, junto con la experiencia al volante de Montoya, en fin. Mejor dicho, esta demostración resultó en un show lleno de emoción en Inglaterra.
Detrás del casco se le ve una gran sonrisa, una que pocas veces mostró durante su debut. Volver a montar el auto que muchas veces lo llevó al podio sin duda es un reencuentro muy emotivo, y para quienes crecimos viéndolo correr en Fórmula 1 también nos genera nostalgia.
