A pesar de que el mercado automotriz parece un universo constante de rivalidades feroces y competencias constantes, de vez en cuando también da espacio para el desarrollo de proyectos y alianzas de alto impacto. Así se plantea la alianza entre General Motors y Hyundai, quienes unirán «fuerzas» para el desarrollo de sus primeros cinco vehículos en conjunto dentro del mercado americano.
Y si usted al leer americano está pensando en Estados Unidos, déjeme decirle que está parcialmente errado, porque en efecto ese país recibirá uno de los modelos; sin embargo, será Sudamérica el que acoja los cuatro restantes, siendo este territorio el foco de atención de esta estrategia para aumentar la influencia del mercado de ambas marcas.
Una estrategia para sacarle el jugo a su capacidad industrial

Tanto General Motors como Hyundai dejaron claro de qué tratará la alianza. Todos los vehículos desarrollados en conjunto mantendrán la identidad visual y de rendimiento de las marcas. La alianza principalmente se centra en poder aprovechar al máximo la capacidad de las fábricas que tienen ambos en la región para mejorar la eficiencia productiva. Con este acuerdo se espera que GM y los surcoreanos alcancen una producción anual de 800.000 unidades de esta nueva línea de vehículos.
Ambos fabricantes ya se pusieron de acuerdo y entregaron responsabilidades de diseño y desarrollo. Hyundai estará a cargo de producir tres vehículos: un hatchback, una SUV y una van eléctrica. Mientras que General Motors, estará a cargo de desarrollar dos pickups, una mediana y otra compacta.
De estos cinco modelos se espera que al menos tres de ellos cuenten con una plataforma «flexible» que les permita funcionar con motorización híbrida o a combustión.
¿Cuándo se verá el fruto de esta alianza?

Los lanzamientos están previstos para el año 2028 y según los directivos de ambas compañías, esta colaboración les permitirá ofrecer más opciones a los clientes, con mayor rapidez y a menor costo.
Finalmente y como si fuera poco, el anuncio de esta alianza va desde la compra conjunta de materia prima de producción hasta la exploración de los famosos, retadores y no precisamente baratos, sistemas de propulsión de hidrógeno.