Cuando de colecciones se trata, la de Bernie Ecclestone está entre las más codiciadas. Y es que al ser el jefe de F1 por tanto tiempo, el británico tuvo acceso a unas verdaderas joyas, algunas regaladas por los mismos equipos o pilotos. Sólo el Sultán de Brunéi puede decir que tiene una mejor colección, pero ese no es el punto.
El magnate nonagenario tomó la decisión radical de liberar esas preciadas joyas que tiene en su garaje. Son en total 69 (nice) autos que componen esta colección de Bernie Ecclestone, llena de leyendas totales del automovilismo. Algunos de los autos más avanzados, preciados y rápidos que alguna vez surcaron un circuito están aquí.
Liberando 69 joyas al mundo
Con la ayuda del concesionario exclusivo Tom Hartley Jnr., Bernie Ecclestone pone a la venta toda su colección. El que fuera un equipo de F1 como Brabham, donde ganó dos títulos; luego jefe de la Fórmula 1 por más de 3 décadas, hasta su venta a Liberty Media, amasó tremenda fortuna, incluso si a sus 94 años no puede disfrutar demasiado.
Ese es el motivo más lógico por el cual Ecclestone decidió vender tan preciados vehículos, asegurando aún más su herencia a su familia. Quizá si aquí todos los lectores de Fuel juntamos unas monedas, podríamos intentar comprar alguna de ellas. ¿Soñar no cuesta nada?
Colección de lujo
¿Qué compone a esta colección? Bueno, son más de 500-1.000 millones de dólares en tesoros. Está una rica selección de Ferrari, desde el F2002 con el que Michael Schumacher ganara su quinto título, algunos de la primera década de F1 como el Dino 246 de Mike Hawthorn o el 375 de Ascari. También un Maserati 250F de Fangio o un Ferrari 312 que tan exitoso fue con las manos de Niki Lauda.
Por supuesto hay un par de Brabham, como el infame Fan Car de 1978 o los modelos BMW Turbo de los ochenta con los que Nelson Piquet cimentó su legado. Está el Vanwall con el que Stirling Moss conquistó varias victorias en 1958 y, si mira bien, todos son autos de carrera de épocas pasadas.
Así pues, Ecclestone deja en manos del mundo su colección, antes de que sus preciados autos caigan en manos inciertas después de su muerte. Quizá es hora de jugar la lotería y probar suerte, ¿no cree?