Quizá es lógico pensar que, en el momento que Mazda presentó al CX-70, este ocuparía un peldaño distinto del CX-90. Después de todo, este último es el buque insignia de la casa japonesa, ¿verdad? Pues, Mazda tomó la peculiar decisión de ofrecer al CX-70 con una fila menos de asientos por un precio equivalente a la CX-90 en casi todas sus versiones, haciéndonos cuestionar si el CX-70 realmente tenía que cumplir la misión de ocupar una posición por debajo del CX-90.
Al menos en lo que respecta a Estados Unidos, mercado objetivo del CX-70 y CX-90, no hay una diferencia apreciable en precio. Es cierto que Mazda quiere posicionarse como una marca premium y, salvo por la tercera fila y otros cambios menores, el CX-70 no difiere mucho de su hermano mayor. Entonces, ¿por qué no diferenciarlo más claramente en el portafolio?
Lo mismo, ¿pero más barato? No realmente
El dilema aquí es que Mazda presenta ambos modelos como “dos entidades separadas”, muy a pesar de compartir prácticamente todo. Nada más su nomenclatura indica que 70 está por debajo del 90 y, como tal, deberían distinguirse mejor en cuanto a precios, ¿verdad? No para Mazda.
Para que tome un ejemplo, el CX-70 de entrada, el cual recibe el nombre Preferred, usa el motor 3,3 turbo con “solo” 280 hp y acarrea un precio de $40.445 dólares (USD). Exactamente el mismo valor del CX-90 Preferred con el mismo motor y prácticamente el mismo equipamiento. Al otro lado del espectro ocurre lo mismo, los CX-70 y CX-90 Premium Plus Turbo S (340 hp) comandan el mismo precio de $55.950 USD. Con eso dicho, es muy posible que Mazda EE.UU. pronto haga una aclaración y aumente el precio del CX-90 para diferenciarlos de forma acorde.
Posible confusión para los consumidores
Mientras ello ocurre, al menos como está ahora, la existencia del CX-70 junto al CX-90 no tiene demasiado sentido. Una diferencia clara de valor, digamos de $2.000 o $3.000 dólares, ayudarían a que el CX-70 no “interfiera” con las ventas del CX-90. Es más, curiosamente el CX-90 tiene un modelo más básico (Select) que sí se diferencia claramente en precio y equipamiento.
Si lo analiza desde la perspectiva de los consumidores, que ambos modelos en casi todas sus versiones es un punto de confusión. Muchos quedarán con la duda de “¿por qué cuestan lo mismo?” solo para descubrir que, en efecto, son casi lo mismo. Así como está su valor, no tiene sentido elegir a uno por encima del otro, salvo por el número de asientos que ofrece cada uno.
Tal vez Mazda debió enfocarse en dos modelos globales en vez de cuatro para diferentes regiones, con el CX-90 como la opción lujosa tope de gama y el actual CX-60 como esa variante de dos filas con motor y chasis similares, más no idénticos. Ya veremos si Mazda decide analizar el asunto y diferenciar, al menos en precio, al CX-70 del CX-90.
