Viajamos (metafóricamente) a Woking, Reino Unido, para descubrir en qué anda McLaren. Luego de esa recuperación milagrosa en F1 parece que las cosas le sonríen a la casa británica. Que, hay que reconocerlo, es mejor concibiendo vehículos que nombrándolos. Aquí está el McLaren GTS, reemplazo del viejo McLaren GT y que prueba que la marca se enfocó 100% en su diseño y funcionalidad, pero a la hora de llegar al nombre no se complicaron y solo agregaron una S.
Claramente es una indicación que el GTS es una evolución del GT, pero McLaren nos promete que es un modelo 100% nuevo. Así como el 750S que representa una evolución del 720S. Difícil culpar a McLaren ya que prefieren conservar lo que hace exitoso a sus modelos, renovándolos de forma periódica sin dañar la fórmula.
Un McLaren de traje y monóculo
La misión del McLaren GTS, así como la de su antecesor, es ser un gran turismo (o grand tourer) con mucha distinción inglesa. Eso sin descuidar su desempeño, en esencia convirtiendo al GTS en un McLaren 750S pero con un esmoquin y una invitación VIP al concours de Pebble Beach.
Los ingleses alteraron un poco el frente, rediseñando los faros delanteros, defensa frontal y tomas de aire para un aspecto más aerodinámico. Las tomas de aire a los costados son más musculosas y la parte trasera incluye un nuevo difusor. Acentos en fibra de carbono aquí y allá sirven para recordar que McLaren es una marca de ultradeportivos, no una copia de Aston Martin o Bentley.
Otros detalles estéticos en el exterior incluyen acentos oscurecidos en el exterior, que se pueden duplicar con el paquete “Stealth Badge”. Rines en forma de turbina decoran el calzado del GTS y eso es todo realmente, al menos si hablamos de la carrocería.
Más poder por aquí, más elegancia por allá
McLaren no altera la fórmula que mueve a este gran turismo, empleando el V8 twin turbo desarrollado por Ricardo que ahora se eleva de 612 a 626 caballos de potencia. Junto a la transmisión automática de 7 marchas con levas en el volante el GTS se impulsa de 0 a 100 km/h en 3.2 segundos, cruzando la barrera de los 320 km/h si se le da suficiente vía para hacerlo.
La suspensión fue recalibrada, con amortiguación adaptativa firmada por Monroe y un sistema para elevar o disminuir la altura del GTS. Frenos carbocerámicos y dirección electroasistida trabajan al unísono para entregar un superauto que puede ser salvaje pero dócil al mismo tiempo. Para administrar tal dualidad existen los modos de manejo Confort y Track.
En su cabina es lo que se espera de un gran turismo elegante: mucho cuero napa recubriendo las sillas tipo cubo y tablero, mayor insonorización que cualquier otro McLaren, superficies en aluminio pulido, entre otras. No puede faltar toda la conectividad moderna junto a sonido Bowers & Wilkins, navegación por satélite, techo panorámico e iluminación ambiente justifican el precio del McLaren GTS, que fácilmente se eleva por encima de los $200.000 dólares americanos.
