Hace unas horas empezó a rodar en la web el trailer de “Bad Boys: For Life”, la tercera entrega de esta combinación entre acción y comedia, que de nuevo vuelve a reunir a los detectives Marcus Burnett (Martin Lawrence) y Mike Lowrey (Will Smith). Y tras la excepción de Bad Boys II, todo parece indicar que un Porsche 911 volverá a ser el “tercer policía rebelde”, tal como en la primera parte.
Así, regresamos hasta 1995, cuando se estrenó Bad Boys por primera vez y los primeros minutos de la película nos muestran una escena imborrable para muchos: el sol anaranjado de Miami y un Porsche 911 Turbo 3.6 negro brillante cruzando rápidamente frente a nuestros ojos, con el inconfundible sonido de su motor bóxer turbocargado refrigerado por aire.
Siendo el puente entre los antiguos y temibles 930 Turbo y los más civilizados y tecnológicos 993 Turbo, los Porsche 964 Turbo poco a poco han empezado a ser vistos con deseo por muchos aficionados y puristas de la marca. Su breve carrera solo duró cuatro años (1990-1994) e inicialmente salieron al mercado con una evolución del motor de 3,3 litros de los últimos 930 Turbo.
¿80.000 dólares en este auto y no tienes un portavasos?
A comienzos de los años 90, el 911 Turbo ya tenía muy bien labrada esa reputación de “auto rudo” e indomable, una personalidad que gustaba a sus propietarios, pues pocos tenían el tacto para sacarle el máximo rendimiento. Sin embargo, la supervivencia del 911 estaba en juego y este salvaje cupé se “civilizó” con la llegada de la generación 964, pero sin perder su encanto.
Un cambio importante que tuvo el Porsche 964 Turbo en su corta existencia fue la incorporación del motor bóxer M64 de 3,6 litros en enero de 1993. Equipado con un turbocargador KKK K27, entregaba una potencia de 355 HP a 5.500 rpm y un torque de 520 Nm a 4.200 rpm. Era menos brioso, pero la tracción trasera y el leve turbo-lag aun lo hacían aterrador para manos inexpertas.
Sus clientes no dudaban en pagar los US$100.000 dólares que costaba el Porsche 911 Turbo 3.6 en 1994, pues a cambio estaban montados en uno de los carros de producción más rápidos del planeta, con un 0-100 km/h en 4,0 segundos y una velocidad máxima de 289 km/h. Aún si eso significaba prescindir del asientos trasero y no tener portavasos u otras amenidades.
Así, el más sofisticado Porsche 911 Turbo 3.6 fue más poderoso y extremo que sus predecesores, pero podía ser tan dócil como cualquier otro 911, siempre que se tratara con respeto y fuese manejado con “guante de seda”. Lo mejor de todo es que sin necesidad de ser tan exótico, es tan rápido como sus temperamentales rivales italianos, una cualidad que muchos aprecian.
That’s How You’re Supposed to Drive!
De todas formas, la anchura y enorme alerón le confieren esa estampa agresiva que tanto gusta a los puristas del 911. Si esto no es suficiente, recordemos que el auto de la película es solo una de las 1.427 unidades que se construyeron del Porsche 911 Turbo 3.6, convirtiéndolo en uno de los autos más raros de la marca, ya que solo estuvo en producción durante un año (1993-1994).
Aunque al poco tiempo debutó la aclamada generación 993 de este icónico deportivo, el “Bad Boy” de color negro usado en la película aún existe (con todo y su falsa matrícula francesa en la parte frontal) y hace parte de la Colección Drendel, en Carolina del Norte, compuesta por varios autos deportivos, entre ellos diversos Porsches muy especiales.