Mercedes-Benz-SL-tributo-Saoutchik
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A veces al pasado es mejor dejarlo allí, sin tratar de invocarlo o cambiarlo. Casi siempre una obra maestra del cine no necesita un remake o secuela, pero aquí estamos. Del fantástico Mercedes-Benz 300 SL concebido por Rudolf Uhlenhaut y su pedigrí de pista a esto: la antítesis de las siglas Sport Leicht o “deportivo ligero”.

Es obra de un carrocero de los días tempranos de la industria automotriz, llamado Saoutchik. Compañía que lleva desaparecida casi siete décadas y que emergió de las cenizas, como si se llamase Bugatti, Maybach o Hispano-Suiza, para darnos esto. Existe una frase en inglés que encapsula bien el resultado, aún en fase de render: gran ejecución, pero gusto cuestionable.

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Fundamentalmente no está mal, pero tampoco bien.

Oda a la exageración

Este carrocero francés fue un ícono de los años treinta, junto a Figoni et Falaschi, creando carrocerías de ensueño para todo tipo de berlinas y deportivos. Creída extinta en 1955, el nombre Saoutchik (de raíces ucranianas) revive del éter para hacer esto.

Se llama el 300GTC e intenta aplicar un traje nostálgico al Mercedes-AMG SL actual. Modelo que ya no representa la sigla Sport Leitch, a pesar de ser un deportivo competente. A eso sume la carrocería que agrega este preparador, tratando de imitar los pontones, estilo coke bottle y particularidades del SL alas de gaviota.

Mercedes-Benz-SL-tributo-Saoutchik
A veces es mejor soltar el pasado.

Y el resultado es un auto que no encaja en sus proporciones, de dimensiones extrañas y que parece creado por la inteligencia artificial. No que la ejecución sea mala, Saoutchik respetó las líneas de ambos vehículos y las logró integrar, los acabados y detalles están allí presentes. Sólo que no logran cuajar muy bien entre sí.

Conversión exclusiva y mejor que sea así

Quizá es el uso de cromo o el hecho que parece un “anti Shelby Cobra”. Tal vez es el hecho que el actual SL no guarda relación con el original y es al menos dos veces más grande y pesado. Y sus motores de cuatro, seis u ocho cilindros tienen suficiente poder, pero son corazones modernos nada más, al igual que la cabina lujosa.

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Pero, entre más lo observamos, más notamos que hay detalles extraños. Si a usted querido lector le encanta, no se vea cohibido. Comprendemos cómo alguien puede ver esto y pedir uno, darse el gustico. Al final, entre gustos no hay disgustos.

Se harán un puñado de ejemplares del 300GTC, con Saoutchik dejando claro que producirán más modelos inspirados en los años cincuenta, más allá del Mercedes-Benz 300 SL. Quizá las siguientes obras de este carrocero se vean como un Nisssan Z o Ford Mustang, en vez de un auto bizarro que parece sacado de un universo cyberpunk o en un mundo de los años cincuenta “del futuro”.

Andrés Suárez
Cine🎬/Fotografía📸/Autos🚗. A veces hablo locuras sobre carros en Fuel Car Magazine.

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