Hacer una buena película sobre carros es algo tremendamente jodido. Al igual que un motor de carreras, no hay punto medio: son buenas o malas y punto. ¿Recuerda Driven con Sylvester Stallone? No, porque fue un asco. ¿Recuerda Rush? Debería, porque fue una obra maestra. Mañana se estrena Ford vs Ferrari: Contra lo imposible y usted se estará preguntando, ¿estamos ante otro desastre como Driven u otra maravilla como Rush? En Fuel asistimos a la premier y para que se anime a verla (o no) le traemos esta reseña –SIN SPOILERS– redactada desde el punto de vista de alguien que, como usted, no puede donar sangre porque la Cruz Roja no acepta gasolina.
Una vuelta perfecta
Lo difícil de hacer una película de este tipo es que hay que lograr un equilibrio perfecto. Si es demasiado superficial, los conocedores del tema perderán el interés de inmediato; si es demasiado especifica, el público general se va a aburrir. El protagonismo se tiene que dividir cuidadosamente entre los actores de carne y los de metal. Tiene que haber acción, pero también detalles técnicos. Hay que meterle sentimientos sin caer en el melodrama barato. Esa difícil tarea le correspondió al director James Mangold quien, debo decir, superó mis expectativas. Y conste que eran bien altas, así de bien encajan y se complementan entre sí los diferentes elementos de la película. Las bandas sonoras, por ejemplo, son de gran calidad y logran sumergir al espectador en la trama.
Y digo bandas sonoras porque hay dos, una musical con mucho estilo y otra mecánica que nos muestra fielmente el contraste entre los V8 de Ford vs Ferrari y sus V12. Por su parte, los actores logran transmitir de forma creíble una multitud de emociones: la ira al enfrentarse a los caprichos de una corporación, la euforia de la victoria y la tristeza de la derrota, pero, especialmente la pasión por manejar una maquina purasangre con el acelerador a fondo. Jamás falta la comedia, como lo demuestran algunas escenas graciosísimas en que Matt Damon agrega humor al personaje de Caroll Shelby. Christian Bale también hace un papel magistral como Ken Miles y John Bernthal le da un toque interesante a Lee Iacocca.
H-A-P-P-Y
Tan efectiva es la receta que el clímax de la película tenía a todo el cine al borde del asiento. Ya no era solo Ken Miles corriendo las 24 Horas de Le Mans de 1966, era la sala entera de espectadores que le hacían barra con sus corazones llenos de emoción. Y es que Ford vs Ferrari: contra lo imposible está tan bien hecha que tiene algo para todos. Tranquilamente puede invitar a su novia, a sus hijos o a su abuelita porque seguramente la van a gozar, ya sea por las escenas románticas o las tomas a toda velocidad. Sin embargo, la película no es para ellos.
Es para todas las personas que comprenden esta obsesión por la velocidad. Personas que han vivido eso que la película describe a la perfección con una frase: “ese punto a las 7.000 RPM cuando todo se desvanece; cuando el carro no tiene peso, desaparece, y todo lo que queda es un cuerpo moviéndose a través del tiempo y el espacio”. Si usted es de esas personas que ama la velocidad por sobre todas las cosas, usted gritará, reirá y llorará con la romántica epopeya V8 de Ken Miles y Caroll Shelby. Porque si algo logra esta película es retratar con lujo de detalles esa pasión que nos inspira a seguir corriendo, a seguir luchando contra lo imposible.