Cuando una marca se gana un lema popular es porque está haciendo algo bien. En el país, hasta donde se sabe, solo hay 3 marcas de autos o motos con ese honor y hoy toca celebrar a “Toyota es Toyota”. Esta marca se ha ganado el cariño de los colombianos a puro pulso, sobre todo porque lleva más de medio siglo trabajando por ganarse ese aprecio. Hoy, Toyota cumple 55 años dando lora en el país, siendo un ícono y objeto de deseo de muchos. Lastimosamente, en esta ocasión no tenemos camionetas de edición especial, como sí ocurrió cuando se celebraron los 50 años de la marca en el país. Hoy solo necesitamos apreciar su historia y cantarle el cumpleaños feliz.
Más de medio siglo de historia
En lugar de hacer un recuento de modelos que ya conocemos, vamos a explorar un pequeño rincón de la historia que poca gente sabe, sus inicios. Si hoy cree que gran parte del país es inaccesible por las trochas, debió verlo en los años 50 y 60. En ese entonces en el país apenas empezaban a salir los primeros Jeep Willys de la línea de ensamblaje de la Compañía Colombiana Automotriz. Sin embargo, esos Jeeps eran muy arcaicos, ya que venían con diseños salidos de la segunda guerra mundial y se fabricaban bajo licencia. Ahí es donde Götz Pfeil-Schneider vio la oportunidad de hacer negocios en el país.
Götz Pfeil-Schneider era un ciudadano alemán radicado en Colombia y era integrante del entonces Banco de Comercio. A él lo conocían como Don Pepe y le encomendaron la tarea de desbloquear la importación de vehículos Toyota, cosa que había fracasado 2 veces antes. Con la disciplina que caracteriza a un buen alemán, Schneider saldó las deudas de las agencias que intentaron hacer las importaciones, la puso a caminar y de paso la compró. Así nació Toyota de Colombia LTDA., que luego pasó a ser Distribuidora Toyota, lo que hoy conocemos como Distoyota, en 1967. Sin embargo, esta era la mitad de la tarea, aún faltaba lo más complicado.
Café a cambio de Toyotas
Luego de fundar la empresa, Schneider se enfrentó a otro problema, el precio de la importación. En ese entonces imperaban unas medidas proteccionistas respecto a la importación de vehículos desde el extranjero. Sin embargo, Toyota no solo quería vender carros, también quería impulsar la economía. Por eso se ingeniaron la estrategia de intercambiar café por camionetas. La cosa no era tan simple, pero fue una solución brillante.
El asunto (hasta donde se puede entender) era así. Los cafeteros querían vender su producto en Japón, un mercado virgen que solo tomaba té. Así que, Distoyota se encargó de enviar el café a Japón y lo vendía muy barato, a cambio de traer maquinaria desde allá a un costo más razonable. Ojo, dije maquinaria porque el primer Toyota en pisar suelo colombiano no fue una Land Cruiser, sino un montacargas.
Con ese puente abierto, empezó la invasión de Toyota a Colombia. Luego de que se asociaron con Sofasa en 1989 para fabricar los Land Cruiser, la marca se convirtió en parte integral del paisaje cafetero. Hoy, 55 años después, ya tenemos a la división deportiva de Toyota empezando a ganarse un nuevo público. Toyota siempre fue una marca muy cercana al corazón de los colombianos y parece que lo seguirá siendo por otros 55 años más, al menos.
