Hay personas que siempre quieren más y más, y se embarcan en una eterna búsqueda por emociones cada vez más fuertes. Siento que ese es el lema de Hennessey, quienes viven en una eterna búsqueda por fuentes inagotables de poder, velocidad y emociones extremas. Si no me cree aquí tiene un ejemplo más que claro de esa filosofía: el Hennessey Venom F5 Revolution.
Por si no lo ha notado, esta es una variante para la pista del hypercar de Hennessey, el Venom F5. Aquel auto por sí solo posee el V8 de un Corvette pero inyectado de drogas y testosterona como Bane en DC Cómics. 1817 caballos de potencia gritando a las 8000 RPM y 1617 Nm de torque son números surreales que solo un auto eléctrico como el Rimac Nevera se atreve a igualar. Y ahora John Hennessey decidió que la mejor forma de aprovechar tanto poderío era con un alerón gigante y una rigurosa dieta en fibra de carbono.
Sigilosa cobra asesina para la pista
Nadie necesita un auto como este, y el hecho de que cueste 2.7 millones de dólares y sólo se hagan 24 unidades es claro ejemplo de ello. El Hennessey Venom F5 Revolution es un auto esculpido para un puñado de mortales que tenga descomunales sumas de dinero y un total abandono por su seguridad. Domar tanta potencia en un paquete pequeño no es fácil, pero Hennessey no tiene reparos en liberar este demonio para pista ante el mundo. Por algo ellos mismos lo llaman un “depredador de élite”.
Hennessey no divulga la cifra exacta, pero el Venom F5 Revolution pesa mucho menos que su contraparte “normal”. Si aquel auto marca un peso de 1.360 kg, imagino que el Venom de pista al menos perderá unos 50 a 60 kg de peso. Todo eso con un alerón y paquete aerodinámico que luce un nuevo splitter, aletas en los costados y tomas de aire revisadas que en conjunto son capaces de otorgar hasta 635 kg de carga aerodinámica a 400 km/h.
Dicho de otra forma, esta cobra asesina es tan rápida en línea recta como lo está pegada al suelo durante las curvas. La transmisión de 7 marchas fue recalibrada para su uso en pista, y Hennessey instala frenos de carbón cerámica así como una toma de aire en el techo para que ese V8 respire con gusto mientras conquista el circuito. La suspensión tiene un ajuste más agresivo para que la cantidad de agarre sea casi infinita. El toque final es un interior con un volante cortado a la mitad (cual auto de carreras) y un sistema digital de telemetría abordo. Las reservas ya están abiertas para semejante juguete, y con ese exorbitante precio le dejamos el privilegio a los billonarios del mundo. Al cabo que no queríamos morir en un Hennessey de 1817 hp preparado para la pista.