Descubrir que su hypercar italiano tiene apenas 1000 caballos de potencia es un problema más común de lo que cree. ¿Como hacer de esa receta algo más extremo? La respuesta, de acuerdo a la gente que trabaja en Maranello, es reducir peso e instalar el alerón más absurdo que encontraron. Es el Ferrari SF90 XX, que estuvo a una equis de hacer aparecer a Vin Diesel y hacer otra secuela de xXx, pero con su estilo para nada sutil su nivel de “radical” es más que suficiente.
Esta presentación responde nuestras dudas respecto a ese prototipo que vimos hace un tiempo volar por el Nürburgring. El Ferrari SF90 XX llegará en dos presentaciones, Stradale para el modelo cupé, y Spider para el descapotable, ambos compartiendo ese diseño extremo y para nada sutil. No todo es estético, porque este Cavallino tiene varias mejoras bajo la manga para demostrar que no todo son apariencias, en especial en una pista.
Máquina veloz y precisa
Su aspecto escandaloso va muy bien de la mano con las mejoras que hizo Ferrari en el motor. O mejor dicho motores, porque tanto la unidad térmica como la eléctrica tienen actualizaciones. Por el lado de la combustión los ingenieros de Maranello mejoraron los pistones, alteraron los cilindros para resistir su abuso a altas revoluciones y en el circuito y el escape está más cerca a la cabina para que la experiencia sea más visceral. Con esto, el V8 twin turbo va de 769 a 786 caballos de potencia.
En la esquina de la electricidad también hay mejoras para que el sistema entregue 229 hp, 12 equinos más que el SF90 “regular”. Cambios en el sistema de refrigeración hacen que toda la unidad motriz sea más ligera, salvando 3.5 kilogramos. Ferrari también añade frenos de disco más grandes atrás (360 a 390 mm) para detener el embiste del SF90 XX. Los calipers en cada rueda resisten mayores temperaturas y el módulo ABS también fue recalibrado.
Otros detalles no menores incluyen reglajes revisados de la transmisión secuencial de 8 marchas tomados del Ferrari Daytona SP3; un boost adicional para la salida de las curvas con el modo de manejo clasificación con hasta treinta aplicaciones de poder extra, aunque las baterías de 7.9 kWh no cambiaron demasiado y pueden mover al SF90 XX por 16 km. Con todo, este rabioso semental italiano tiene a su disposición 1016 caballos de potencia y un 0-100 km/h que ronda los 2.3 segundos, pero como es una figura oficial fácilmente puede hacerlo en menos de dos segundos.
Auto de carreras legal para la calle
Aerodinámica, esa es la estampa del Ferrari SF90 XX que le da su porte tan radical. El alerón trasero es fijo pero trabaja de la mano con el spoiler activo y demás elementos como faldones, difusores, ductos y tomas de aire fueron retocados para generar cerca de 600 kg de carga aerodinámica a 250 km/h. Hasta los ductos de un estrambótico naranja en el auto que ve en las imágenes funcionan para enviar aire sobre la cabina y refrigerar el V8, que se encuentra recubierto por una parte trasera estirada, cual auto de Le Mans en los sesenta con cola larga o long tail.
Con todo esto, el Ferrari SF90 XX es un auto de calle, así su apariencia sugiera lo opuesto. Los toques finales son componentes electrónicos revisados para mejorar la estabilidad activa y todos los datos que el SF90 muestra en su pantalla interior. En nombre de la ligereza Ferrari eliminó gran parte de la tapicería, dejando expuesto el monocasco en fibra de carbono en el interior e instalando sillas tipo cubo con mayor sujeción lateral. Pero como son Ferrari, todo lo que sí tiene tapicería está envuelto en Alcántara.
Este es posiblemente el Ferrari más radical en años, siguiendo muy de cerca los pasos del Ferrari FXX y otros modelos con varias equis en su nombre. Por tal privilegio Ferrari pedirá amablemente cerca de 850.000 dólares por el modelo Stradale, del cuál se producirán 799 unidades; y 930.000 USD por el modelo Spider, que será más exclusivo con tan solo 599 unidades.
Dada su naturaleza los billonarios del mundo ya saltaron y probablemente los compraron todos, haciendo de este un Ferrari más con el que apenas podemos soñar.
