Si los BMW clásicos o modificados son lo suyo, esta unión entre dos nombres icónicos del tuning alemán seguro le subirá el pulso. Y es que no estamos hablando de un BMW 2002 cualquiera, sino de una unidad versión tii modificada originalmente por Alpina y que ahora recibió una restauración total cortesía de Manhart. Este preparador con sede en Wuppertal ya ha demostrado antes su habilidad, no solo con monstruosos BMW de 700 HP sino también con leyendas como el M3 E30, y este carismático 2002 no se queda atrás.
Estilizado por fuera, potente por dentro
Lo primero que llama la atención en este 2002 es su atractiva carrocería bitono que combina un color Verde Agave con superficies negras y las características gráficas de Alpina. El agresivo lip delantero y esos inconfundibles rines 16” de tres piezas llevan también la firma del preparador bávaro para completar una apariencia deportiva y acorde al estilo de su época. Dichos rines están cubiertos por neumáticos Falken 215/40 adelante y 225/40 atrás que llenan de manera exquisita los guardafangos ensanchados de este 2002 gracias a unos sutiles espaciadores de 25 milímetros. ¡Y la lista de modificaciones apenas empieza!
Manhart llevó el motor de este BMW 2002 tii casi al extremo agregando sus propias modificaciones sobre la base que ya había dejado Alpina: el resultado son unos respetables 200 HP a puro pulmón. Para producir esta cifra, el motor M10 de dos litros y cuatro cilindros fue armado desde ceros y recibe cuerpos de aceleración independientes, un pleno de admisión Alpina, el clásico filtro de alto flujo K&N y un sistema de escape compuesto por un header Alpina más una tubería hecha a la medida por Manhart. Puede que doscientos caballos no parezcan mucho hoy día, pero en un compacto tracción trasera de una tonelada las emociones están garantizadas.
Detalles de fina coquetería
El sistema de frenos y la transmisión manual de un BMW 323i E21, sumados a una suspensión ajustable tipo coilover desarrollada en conjunto por KW y Raab Classics, completan el apartado mecánico. Manhart, sin embargo, no se limitó a retocar el exterior y los fierros de este 2002, sino que extendió su mano experta también al interior. Las butacas deportivas negras recibieron la misma dosis de color que el exterior del vehículo y tanto el timón como la barra de cambios tienen, cómo no, la firma de Alpina.
Una jaula antivuelco desmontable aporta el toque final en este interior tan funcional como estilizado. Aunque Manhart no reveló el precio de esta restauración, no debió ser nada barato considerando la extensión de las modificaciones y la calidad del trabajo. Quién sabe qué otros proyectos de restauración tendrá a cargo este preparador alemán, pero con esta 2002 tii ya son tres obras de arte que salen adquieren nueva vida en sus instalaciones.