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No es un hot wheels ni nada por el estilo, ni tampoco la creación de un preparador con mucho tiempo disponible. El Toyota FJ Bruiser es obra propia de la marca, y es lo que sucede cuando una Land Cruiser FJ40 sueña con un V8 moderno y termina convirtiéndose en un híbrido entre un hot rod y un auto de competencias para baja. Algo completamente descabellado pero que conduciríamos todos los días si nos dieran la oportunidad.

Muchos cuestionarán el sacrilegio que involucra “profanar” una FJ40 (en este caso FJ45) original para crear este proyecto. Pero Toyota fabricó millones, y el hecho que alteren una para crear algo tan único no nos hará perder sueño. Probablemente era un ejemplar muy deteriorado que decidieron salvar y transformar en algo completamente extremo. En ese sentido: misión cumplida.

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Este es el jefe final que un fanático de Toyota tiene que enfrentar para conseguir a la FJ40 de sus sueños.

Poder de NASCAR con el sello TRD

Aparentemente la existencia del FJ Bruiser y su ridículo V8 es la forma en la que Toyota celebra el regreso del nombre Land Cruiser a EE.UU. Casi nos hace desear que tuvieran más regresos igual de bombásticos para todos sus modelos.

Para los 5 fanáticos de NASCAR que nos leen, esto es lo que pasa cuando se quitan los limitantes impuestos por esa categoría a sus V8. De 670 hp que posee el V8 que mueve al Camry TRD que compite en la máxima división de NASCAR pasamos a 725 equinos en el FJ Bruiser. Cuatro veces más de lo que produce el venerable motor presente en la FJ40 original.

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Ese enorme sistema de inducción con mariposas triples viene con el himno de Estados Unidos incluido en su sonido.

Todo ese poder viaja a las cuatro ruedas cortesía de dos ejes y diferenciales Currie, caja de transferencia Advanced Adapter Atlas y una transmisión Rancho de 3 velocidades. Parecerán pocas marchas pero el FJ Bruiser es capaz de superar los 260 km/h, velocidad que suena aterradora considerando sus dimensiones y el tamaño de sus llantas off-road. Un escape Magnaflow se asegura que todos los mortales escuchen a leguas el rugir de ese V8.

Hot Wheels de tamaño real

Por si no es evidente, la suspensión original de la FJ40 brilla por su ausencia. En su lugar Toyota ensanchó la trocha de sus ejes, instaló un refuerzo tubular al chasis con amortiguadores Fox y resortes Eibach, rines tipo beadlock de 20 pulgadas y gigantescos cauchos BFGoodrich all-terrain de 42”.

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Si por alguna razón queda atascado, esta oruga es un sistema extra para que el FJ Bruiser se libere de cualquier obstáculo.

Nada de eso se compara con el modo “tanque” instalado bajo el chasis. Es una oruga que se puede operar desde la cabina, la cual permite que el FJ Bruiser se arrastre en caso tal que se vea atascado en algún obstáculo, ideal si su ángulo ventral no es suficiente para superar ciertos terrenos.

En la cabina hay una jaula antivuelco, necesaria considerando la velocidad que ese V8 le permite alcanzar al Toyota FJ Bruiser. Sillas tipo cubo MOMO con un patrón retro (cual camisa leñadora) y arneses de 5 puntos mantienen a los pasajeros en su sitio. Toques finales incluyen un radiador montado tras la cabina, llanta de repuesto y un llamativo color verde esmeralda.

El Toyota FJ Bruiser es una carta de amor con melodía V8 al legado off-road de la Land Cruiser, y bien podría ser un Hot Wheels de colección que podría estar en nuestra repisa. Aunque preferiríamos el modelo a escala real, por aquello de aterrorizar las calles con el ruido de su motor y pasar (literalmente) por encima de todo.

Andrés Suárez
Cine🎬/Fotografía📸/Autos🚗. A veces hablo locuras sobre carros en Fuel Car Magazine.

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