He aquí un verdadero unicornio automotriz, fruto de un programa de personalización en el cual el cielo era el límite. Nosotros los fanáticos del mundo motor vivimos fascinados con estas historias de vehículos únicos que existen solo porque alguien quiso ser distinto o porque las mentes de una marca querían concebir algo muy particular. El día de hoy traemos un Porsche bastante peculiar porque es único en su especie y, si bien existen conversiones, ninguna es tan oficial como este 928 GT flachbau de 1989.
Para quien no recuerde al Porsche 928, fue el intento de Stuttgart por ofrecer un reemplazo más contemporáneo al 911. De hecho, el 928 es toda la antítesis del 911, ofreciendo un motor adelante en vez de trasero, con cilindros convencionales en vez de bóxer, y una apariencia más elegante. El mundo prefirió al 911, dejando a un lado al 928 que si bien jamás fue tan popular, sí logró amasar un fiel grupo de seguidores alrededor del mundo.
Combinando lo mejor de un 911 y 928
En 1989 el Porsche 928 ya tenía una década en el mercado, lentamente transformándose en un gran turismo bastante competente y divertido de conducir. Para este entonces Porsche abandonó la idea de hacer que el 928 superara al 911, brindándole sofisticación al primero y locura al segundo. Y una de las opciones que poseía el 911, sea el modelo Turbo original (930) o el para ese entonces 964 era una nariz aerodinámica.
Llamada flachbau, literalmente frontal plano, es una opción que nació en el Porsche 911 cortesía de las competencias, pero que en el 928 jamás fue una alternativa. Bueno, al menos no de manera oficial porque aquí entra la división Sonderwunsch de Porsche cuyo nombre traduce a equipo de deseos especiales y, como podrá sospecharlo, se encarga de personalizar a gusto cualquier Porsche.
Recordara que la característica definitiva del 928 eran sus luces retráctiles que estaban expuestas. Pues bien, alguien en 1989 no quiso esas luces.
Único en su especie
El dueño original (y todavía actual) ordenó a Porsche en 1989 un 928 GT con un par de opciones extra, incluyendo el frente flachbau. Ello significa que este 928 integraba luces retráctiles convencionales, un frontal más afilado, trocha y pasos de rueda ensanchados, al igual que rines estilo clubsport estampa de modelos como el 911 Carrera 4 y 944 Turbo S.
Para 1989 la designación GT era más potente en el menú del 928, con un V8 de 5 litros y 325 hp, transmisión manual de 5 marchas, diferencial LSD y casi todas las opciones de lujo en la cabina. Aparentemente nadie más se le ocurrió tener un Porsche 928 flachbau como este, convirtiendo este ejemplar en el único construido de forma oficial por Porsche. Así que verlo a la venta es todo un evento, una navidad de verdad para los coleccionistas de la marca.
Sueño de coleccionista
Este ejemplar sigue en manos de su dueño original, quien por alguna razón decidió venderlo en un inmaculado estado. En serio, sólo obsérvelo, está en perfecto estado. Ello se debe a un meticuloso estado de conservación y mantenimiento por parte de Porsche. Su odómetro lee 56.000 km, pero dado un cambio en su computador de viaje el kilometraje real ronda los 20 a 30.000 km.
RM Sotheby’s será el encargado de su subasta y sus expertos consideran que atraerá como mínimo 200.000 euros. Un precio bajo para uno de los Porsche más infravalorados de la historia, y uno que puede decir sin miedo a equivocarse que es el único de su tipo en el planeta.