Roadster es su nombre, si no quiere ofender a nadie en Aston Martin y es la nueva variante convertible del recién renovado Vantage. Que si bien ya no goza de un enorme V12, tiene lo suyo para igualar los números de aquel motor, con cuatro cilindros menos. Bueno, a menos que cuente esos modelos especiales de Aston Martin que sí conservaron el V12, pero ellos existen para adictos a la adrenalina o la ostentación.
El Aston Martin Vantage Roadster es para gozar a cielo abierto como si fuese James Bond en un viaje a Ibiza, Montecarlo o incluso las Bahamas. Puede que resulte fácil creer que Aston Martin simplemente se limitó a quitar su techo, pero considerables modificaciones se hicieron para reforzar su chasis y preservar la experiencia de manejo. Lo único curioso es que no se llama Volante, como otros Aston descapotables.
V8 a cielo abierto
Vamos con lo que ya conocemos: el Vantage usa un V8 twin turbo con origen alemán y modificado por Aston Martin, para subir hasta los 656 caballos de potencia. Figura que viaja a las ruedas traseras, cortesía de una transmisión ZF de 8 velocidades.
Un diferencial electrónico, suspensión adaptativa y estabilización de chasis mantienen al Vantage, sea con o sin techo, pegado a las curvas. Aston Martin nos dice que el Vantage Roadster va de 0 a 100 km/h en unos 3,7 segundos, un par de décimas más que el Coupé, con la velocidad máxima rozando los 325 km/h. Hasta ahí, nada extraño.
La puesta a punto está en el chasis
Consideración especial se le prestó al chasis del Vantage Roadster, con refuerzos a la estructura en aluminio para preservar el agarre en curvas. El techo es suave y no rígido, para controlar el aumento de peso del Vantage, que es de 60 kilogramos nada más. Como detalle adicional, el balance del peso adicional fue redistribuido para mantener el balance de este biplaza.
Además, el techo suave es, según Aston Martin, de los más rápidos en el mercado. No que sea una competencia, pero al plegarse en forma de Z el techo emerge o se esconde en unos 6,8 segundos. Eso es más rápido que muchos autos nuevos en el mercado de 0 a 100. La cabina mantiene ese enfoque en el conductor, con una pantalla de 10,25” que no resulta intrusiva y bastantes botones físicos. Y el control de tracción, como el Coupé, puede ajustarse casi de forma infinita para igualar la habilidad del conductor.
Con esta versión el Vantage también estrena varias tonalidades, como verde zafiro iridiscente, flama bronce o satín iridiscente. Aunque ya entrados en gastos, todo esto se puede personalizar. No que tengamos todo el dinero para adquirir un nuevo Vantage, mucho menos un convertible, pero en Fuel nos gusta ser soñadores.
