Nissan-Skyline-eléctrico-R32-EV
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Termina el Auto Salón de Tokio, pero no podemos retirarnos sin los detalles de esto. Sí, es el Nissan Skyline GT-R R32 que la marca utilizó para transformarlo en un restomod eléctrico que incomodó a más de uno. Y ahora, luego de celebrarse este evento en el corazón de Japón, tenemos todos los detalles de “electro-godzilla”.

Para Nissan, esta es la manera de preservar al Skyline GT-R en un futuro donde los combustibles fósiles ya no sean viables. Además de ser una forma en la que generaciones futuras puedan experimentar de lo que era capaz Godzilla. Con lo que Nissan no cuenta es que el hidrógeno y combustibles sintéticos son formas viables de alargar la vida de clásicos con motor a combustión.

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¿Logro técnico? Sí. ¿Sacrílego? También.

Todo un logro técnico…

Sería fácil emular la manera en la que el Nissan Skyline GT-R se comporta, pero nunca sería exactamente lo mismo. No se equivoque, un grupo de ingenieros y especialistas está muy orgulloso del “R32 EV”, no sólo por la tecnología que requiere, sino también por el hecho que es posible lograr todo esto de forma cohesiva.

Como está, el Nissan Skyline GT-R eléctrico vivirá sólo para ser una pieza de museo. Y aunque apreciamos el reto técnico, replicar la sensación de “Godzilla” no es tarea fácil. En ese aspecto, el R32 EV resulta siendo un restomod con sus propias características que lo distancian del original.

… pero no es el Skyline GT-R real

Adiós dice el querido RB26DETT twin turbo y en su lugar Nissan instala dos motores eléctricos, cada uno produciendo 215 hp. En total, el “Electroskyline” produce 430 hp y 680 Nm de par. Las baterías de 62 kWh provienen del Leaf RC02, en total agregando 367 kg más al R32. Para compensar, los ingenieros igualaron la relación torque-peso del original, emulando parte de sus características.

Si eso no basta, la cabina posee ruidos falsos del RB26 y levas en el volante. Como el Hyundai Ioniq 5, el R32 EV usa una transmisión que simula marchas y genera un “pico en potencia” con cada cambio de marcha. Los frenos son de un GT-R R35, la suspensión es firmada por Öhlins y toda la cabina recibe pantallas, incluso la consola central con una tablet que emula los instrumentos reales del R32.

La diferencia clave es que los motores eléctricos no fueron “afinados” para emular la curva de torque del RB26, ni la transmisión manual de 5 marchas se preservó para darle un aura análoga al Skyline GT-R, acercándose lo más posible al original. Se siente como un R32 artificial, que tiene los ingredientes y el aspecto, pero no el encanto de uno de verdad.

De nuevo, es un logro técnico impresionante, pero no podemos pretender que un eléctrico puede emular al 100% a un motor térmico. Ambos se disfrutan a su manera, con sus pros, contras y detalles que los hacen únicos y a la vez independientes de cada uno.

Andrés Suárez
Cine🎬/Fotografía📸/Autos🚗. A veces hablo locuras sobre carros en Fuel Car Magazine.

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