Si por alguna razón los checos quieren regresar al mundo del WRC, el Škoda Enyaq RS Race es un adelanto de cómo luciría ese retorno. Tal vez muchos no lo recuerden, pero Škoda tuvo un paso fugaz por el Campeonato Mundial de Rally a finales de los años noventa e inicios del nuevo milenio. Primero con el sedán Octavia, que protagonizó momentos curiosos y algo infortunados; seguido por el Fabia que no logró catapultar a la marca, durante una época en la que Peugeot, Subaru y Citroën dominaban.
Pues bien, las reglas del WRC cambiaron para permitir nuevas carrocerías, modelos y formas. Al ser un C-SUV cupé, el Škoda Enyaq RS Race sería un candidato ideal, en especial porque el WRC permitirá motores 100% eléctricos. Casualmente el Enyaq es eléctrico, así que puede ver por qué es importante su existencia, tal vez la tercera sea la vencida para los checos en el WRC. En especial porque otros modelos de antaño, desde los 110 y 120 hasta el Favorit, cosecharon triunfos en rallies.
Forjado con materias vegetales

Claro que Škoda no admite que el propósito del Enyaq RS Race es regresar al WRC. Es algo dicho entre líneas, porque para la marca asegura que es una mula de pruebas para desarrollar nuevas tecnologías, técnicas de construcción y uso de baterías para modelos eléctricos a futuro.
Se basa en la más reciente actualización del Enyaq RS cupé de calle, con varias mejoras importantes. Primero en su carrocería y chasis, el cual emplea fibras de lino en un compuesto orgánico y biodegradable que Škoda quiere integrar en sus modelos. En esencia es fibra de carbono, pero más ecológica.
Con ventanas en policarbonato y un interior reducido a dos sillas tipo cubo sin insonorización, el Enyaq RS Race pesa 316 kg menos que el modelo de producción, el cual excede los 2.200 kg. Aquí abajo encontrará la primera encarnación del Enyaq Race, antes de su actualización con un rostro moderno, para que vea que este desarrollo ya acumula dos años.
¿Mula de pruebas para el WRC?
Škoda Motorsport ensanchó la trocha de ambos ejes de 1,8 a 1,9 metros, sumó amortiguadores ajustables, un freno de mano hidráulico, frenos carbocerámicos y redujo la altura al suelo, agregando piezas del Fabia Rally 2. Se suma un paquete aerodinámico con un gran alerón trasero, difusor, splitter frontal, ductos de ventilación y una parte baja del chasis más plana. Los rines O.Z. de 20 pulgadas lucen clásicos y dignos de un auto de rally, con el verde que identifica a la marca.
No falta la jaula antivuelco, una pantalla multifunción para el conductor, levas para el frenado regenerativo y diferenciales LSD en ambos ejes. Sus dos motores eléctricos entregan 335 hp como el modelo de calle, pero ahora aceleran de forma más brutal hasta 100 km/h en 5 segundos. La dirección si bien no tiene piñón y cremallera, es directa y electroasistida porque la marca cree que “es más precisa”.
Curiosamente Škoda mantuvo la enorme pantalla en la cabina, desde la cual se ve telemetría y se administra el sonido del escape falso, porque sí, el Enyaq RS Race tiene uno. Quizá pudieron eliminar otras cosas para reducir más el peso, pero está bien. Su velocidad está limitada a 180 km/h, aunque debió subir hasta los 220 km/h.
Esta es la segunda evolución del concepto Race, sugiriendo que Škoda no sólo trabaja en nuevos compuestos y tecnologías; también en un potencial regreso a las competencias. Como mínimo, será el sucesor del Fabia para competencias junior de rally.
