Ferrari-V12-Jeep-Jerrari
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A propósito del nuevo Jeep Wagoneer, es hora de desempolvar una historia que empieza con un desacuerdo, cómo no, con Enzo Ferrari. Este es el “Jerrari”, mitad Jeep Wagoneer y mitad Ferrari con un motor V12 y desempeño francamente aterrador. Palabras mayores considerando que en su época el concepto de autos seguros estaba en pañales.

Existen dos razones por las cuales existe este proyecto. Una es Enzo Ferrari y la segunda es la costumbre gringa de llevar la contraria y decirlo “está bien, lo haré yo mismo”. Así como Bender cuando lo echan de la luna y declara que hará su propio casino. La diferencia es que el personaje de esta historia no es Bender, sino William Fisk Harrah.

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A diferencia del Purosangue, este sí es un 4×4 de verdad. No sólo predijo el Purosangue, también la Cherokee SRT Trackhawk.

Sostenga mi cerveza… y mis casinos

¿Quién demonios es ese? El dueño de los casinos y hoteles Harrah’s y, en los años sesenta, involucrado con un concesionario de Ferrari en EE.UU. Ese es el motivo por el cual Harrah viajó a Módena para reunirse con Enzo Ferrari y proponerle su idea: construir un SUV con el Cavallino Rampante al frente. Este sujeto predijo al Purosangue cinco décadas antes.

Il Commendatore, siendo él en su infinita terquedad, le respondió con un no a Harrah. Así como Henry Ford II, Harrah no tomó con gracia la negativa y declaró que con o sin la bendición de Enzo tendría su SUV Ferrari. Porque esto es EE.UU. y allí las cosas se hacen o se hacen, es el sueño americano.

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Una imagen del proceso para adaptar la afilada nariz del Ferrari a las líneas toscas del Wagoneer.

Todo un Frankenstein ítaloamericano

Harrah volvió a Las Vegas y se encontró con una casualidad caída del cielo: uno de sus mecánicos (que trabajaba en una vitrina de Ferrari) chocó un 365 GT. Así que el hombre tomó el auto golpeado, particularmente el frente y el motor V12 Colombo, con la finalidad de adaptar todo eso al chasis de un Jeep Wagoneer.

De alguna manera las piezas del rompecabezas encajaron, aunque fuertes modificaciones al chasis y carrocería porque, sorpresa, un Wagoneer no tiene la misma anchura de un 365 GT 2+2. Ello dio paso a un sincero crimen en contra de la belleza porque la carrocería cuadrada y tosca del Jeep no encaja de forma muy armoniosa con la nariz baja y elegantemente esculpida por Pininfarina.

La razón de tal trasplante era que el V12 no encajaba en el frente de la Wagoneer estándar. El cárter tuvo que modificarse, la transmisión era un amalgama de piezas de Ferrari y Chevrolet unidos a la tracción 4×4 de Jeep. Aparentemente aceleraba de 0 a 100 km/h en 9 segundos, respetable para la época.

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La insignia irónica era Eugenio el Genio, personaje de Popeye el Marino que en inglés se llamaba Eugene the Jeep.

Eso sí, tener semejante motor en un Jeep con chasis de escalera no era la mejor de las ideas. Era tan estable como un flan, quién lo diría, el Jeep diseñado para circular a 100 km/h por mucho no es precisamente un deportivo. Eso no detuvo a Harrah, quien usó al Jerrari como su vehículo personal por varios años.

Y Jerrari no es un invento, ese era el logo que adornaba a esta creación, con todo y una insignia irónica en lugar del Cavallino.

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Ese V12 de Ferrari con 300 a 320 caballos de potencia, casi el doble del Jeep Wagoneer original, instalado en la segunda encarnación del Jerrari.

Espere, que hay secuela

Pero espere, que hay más. Harrah decidió unos años después que necesitaba algo más “refinado”, así que decidió crear un segundo Jerrari. En esta ocasión una Wagoneer de 1977 se prestó para recibir el V12 del primer Jerrari y crear un verdadero sleeper, por virtud que nadie esperaba un motor de Ferrari en este 4×4. Y es que este Wagoneer lucía como cualquier otro, a diferencia de su primera encarnación.

La transmisión mantenía sus tres pedales y cinco velocidades, mientras que los únicos elementos que lo delataban eran el volante y logos de Ferrari. En torno a ambos Jerrari existen varias historias que posiblemente son fantasía, como el hecho que fue capaz de aguantarle el paso en una carrera a un helicóptero o que Enzo demandó represalias contra Harrah por el atrevimiento.

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En cualquier caso, el segundo Jerrari, el cual conservó el V12 Ferrari con un diseño de Jeep de serie, reside en el Museo Automotriz en Reno, Nevada. El original recibió un V8 de bloque pequeño (350 pulgadas cúbicas) de Chevrolet y fue restaurado con un color verde. Aquel ejemplar terminó en Europa y fue subastado hace poco.

Ahí lo tiene, el primer SUV de Ferrari fue el resultado de un desacuerdo con Enzo y de un magnate estadounidense que no iba a aceptar un no por respuesta.

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Andrés Suárez
Cine🎬/Fotografía📸/Autos🚗. A veces hablo locuras sobre carros en Fuel Car Magazine.

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