Qué lástima que estos días el gran cineasta japonés Hayao Miyazaki esté en boca de todos por una controversia ridícula. Mejor celebremos al creador de Mi vecino Totoro y El viento se levanta, entre tantas otras genialidades, recordando su fascinación con un automóvil muy especial. Me refiero al Citroën 2CV que Hayao Miyazaki condujo por décadas y está exhibido hoy día en Ghibli Park. Espero disfrute esta edición de Personajes Fuel y no se preocupe, en este medio sí verificamos nuestras fuentes.
Nibariki: dos caballos
Parafraseando al Dr. Heinz Doofenschmirtz: si tuviera una moneda por cada vez que un genio del dibujo se inspira en el deux chevaux, tendría dos. No es mucho, pero es curioso que pasara dos veces, ¿no? Algo tendrá el Citroën 2CV para conquistar el rally Dakar y, al tiempo, seducir la imaginación de Hayao Miyazaki y de Quino, el creador de Mafalda. Sin embargo, mientras la relación del argentino con el automóvil era modesta, la relación de Miyazaki era mucho más profunda.
Esta historia de amor empieza en los sesenta cuando Miyazaki, entonces estudiante de economía, compró un 2CV amarillo importado de Inglaterra. Ahí empezó una fascinación que años después quedaría plasmada en el primer largometraje dirigido por Miyazaki, El castillo de Cagliostro, pues en una escena Arsenio Lupin persigue en su Fiat 500 a Clarisse Cagliostro en un 2CV rojo. No era un accidente ni una coincidencia, el genio japonés estaba tan enamorado que bautizó su estudio personal, Atelier Nibariki, en honor al compacto francés: nibariki traduce, literalmente, ‘dos caballos’.
Del Zero al deux
En una entrevista para la cadena NHK, Miyazaki declaró: “Amo este carro. En él tiemblo de frio durante el invierno y muero de calor durante el verano, está en perfecta osmosis con mi naturaleza y con mi estudio instalado en lo profundo de un bosque”. Ese sentimental aprecio por la maquinaria es casi biográfico: por un lado, evoca el estilo emocional del artista; por otro, remite a su infancia. Katsuji Miyazaki, padre de Hayao, era gerente de Miyazaki Airplane, una empresa que fabricó piezas para los Mitsubishi A6M Zero durante la segunda guerra mundial.
De ahí la trama y los aviones dibujados con tanto amor y detalle en Porco Rosso, de ahí esa visión tan romántica y sublime de la aviación en El viento se levanta. Es más, de ahí el nombre Studio Ghibli: el Caproni Ca.309 de la Regia Aeronautica tenía por apodo ‘Ghibli’. Miyazaki es considerado muchas cosas —ambientalista, pacifista, feminista, en fin—, pero si de algo podemos estar seguros es que es uno de nosotros, un amante de las maquinas. Y no lo digo yo, lo dice ese Citroën gris modelo ’87 que remplazó ese primer 2CV amarillo y que Hayao Miyazaki condujo hasta finales del año pasado.