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Bugatti sorprendió al mundo la semana pasada revelando su nuevo Bugatti Centodieci: un hypercar basado en la plataforma del Chiron y, al tiempo, un homenaje a un modelo que fue esencial en la historia de la marca italiana. Usted pensará que acabo de cometer un error, que Bugatti es una marca francesa y que, aun siendo parte del grupo VAG, tiene sus raíces firmes en la región francesa de Alsacia. La realidad, como siempre, es un poco más complicada, así que lo invitamos a este breve recorrido por los orígenes de la marca, pasando por Bugatti Automobili S.p.A y su producto insignia: el mítico Bugatti EB110, el Centodieci original.

Entre Francia, Italia y Alemania:

Empecemos con el mismísimo Ettore Bugatti, el fundador de la marca, quien nació el 15 de septiembre de 1881 en Milán. Su padre, Carlo, era un diseñador de muebles y joyería, su hermano Rembrandt Bugatti (¡por Dios, que bacanería de nombre!) fue un renombrado escultor y Ettore no fue la excepción en esta familia de artistas. Bugatti fabricó sus primeros prototipos en Italia, pero su oportunidad llegó de la mano del Barón de Dietrich, quien lo llevó a trabajar para su compañía en Alsacia. Ahí fue donde, pocos años después en 1909, Bugatti fundó su compañía: en la ciudad de Molsheim, en la región alemana de Alsacia.

¡Pero Alsacia queda en Francia!”, sí, ahora. Pero debido a los ires y venires de la historia europea, Alsacia era parte de Alemania antes de la primera guerra mundial y pasó a ser parte de Francia después de la primera guerra mundial. Y bueno, nuestro querido inmigrante italiano de apellido Bugatti siguió ahí, en Molsheim, fabricando carros de lujo y carros de carreras que corrían con el color azul que representaba a Francia. Ettore muere en 1947, después de una terrible enfermedad y una terrible guerra mundial. Su hijo Jean había muerto años antes, probando un Bugatti Type 57C, y sin nadie que heredara la compañía Bugatti cerró sus puertas en 1952.

De regreso a Italia…

La marca Bugatti parecía muerta y así seguiría de no ser por el empresario italiano Romano Artioli. Artioli, dueño de uno de los concesionarios más grandes de Ferrari y amigo personal de Ferruccio Lamborghini, también era coleccionista de Bugattis y en 1987 compró los derechos de la marca, rebautizándola como Bugatti Automobili S.p.A y estableciéndola en Módena. ¿La razón? Artioli quería atraer personal de Ferrari y Lamborghini porque tenía planes para algo grande. Aquí es donde nuestra historia se pone bien potente.

La fabrica de Campogalliano abrió sus puertas el 15 de septiembre de 1990 y un año después, como regalo por el cumpleaños numero 110 de Ettore Bugatti, se estrenó el Bugatti EB110. Con un motor V12 de 3500cc, cuerpos de aceleración independientes, cuatro turbos y tracción total, el EB110 sorprendió al mundo gracias a su potencia de 553HP. De la nada, un fabricante extinto hace décadas estaba sacando al mercado un carro que aceleraba de 0 a 100 en 3.5 segundos. Después llegó un modelo Super Sport: 200 kilos más liviano y con 612HP, suficientes para alcanzar 351 km/h.

Volviendo al futuro…

Lamentablemente, el calculo le falló a Artioli y el EB110 coincidió también con una recesión y la compañía quebró en 1995. Tres años después, el grupo Volkswagen compró la marca y la transformó en Bugatti Automobiles S.A.S por órdenes del visionario Ferdinand Piëch. El resto de la historia ya se lo deben saber bien. Bugatti volvió a Molsheim y con la inyección de capital alemán retomó la producción de máquinas de ensueño: el Veyron 16.4, el Veyron Super Sport, el Chiron, el Divo, La Voiture Noire y, finalmente, el Centodieci. Pero jamás habríamos llegado hasta acá sin el EB100 original y si Bugatti no hubiese vuelto a sus raíces italianas.

El Bugatti Centodieci es un homenaje a ese vínculo que une el pasado y el futuro de una marca que es en partes iguales francesa, italiana y alemana. La toma de aire frontal pequeña en forma de herradura, las cinco entradas de aire laterales, el alerón fijo, la cubierta del motor en cristal, la tracción total y los cuatro turbos: los elementos principales del diseño del EB100 están todos en el Centodieci. Y no sé a usted, pero a mí no se me ocurre una mejor manera de celebrar esta historia y apreciar el pasado que con 1600 caballos de potencia.

Alejandro Ramirez Pulido
Redactor Web de la revista Fuel, corredor amateur y bicho raro de tiempo completo.

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