Un enorme «¡Por fin!» se oyó anoche cuando se anunció la puesta en servicio del túnel de la línea. El tan anhelado proyecto finalmente entrará en funcionamiento en la primera semana de septiembre. Hace parte de una serie de construcciones que abarca unos 30 kilómetros de vías nuevas y se espera que se entregue completo iniciando el 2021.
Hablemos del túnel
Solo el túnel principal cuenta con una longitud de 8.6 kilómetros, reduciendo la distancia de viaje de Calarcá a Cajamarca en 13 kilómetros. Es importante destacar que solo funcionará en sentido Buenaventura – Bogotá. Según el INVIAS, otros 3 túneles con longitudes de 343 metros, 904 metros y 627 metros, además de 5 puentes y más de 13 kilómetros de calzada que están a la par con la actual vía de la línea serán entregados adicionales a los 8.6 kilómetros del túnel principal, así como el túnel de rescate de igual longitud. Toda esta infraestructura suma un total de 30 kilómetros.
La Ministra de Transporte indicó que la velocidad promedio en esta ruta pasará de 16 km/h a 60 km/h (irónicamente más alto que el límite en Bogotá), el nuevo Túnel de la Línea cuenta con equipos de seguridad como cámaras de vigilancia y radares de velocidad. La obra inició en agosto de 2009 y finalizó en febrero, con 4 años de atraso y una inversión total de 2.9 billones de pesos.
No todo es color de rosas
Uno de los retos más grandes fue superar la denominada Falla de la Soledad, una de las 8 fallas geológicas que se encontraron al querer cruzar la cordillera central. Esta irregularidad geológica pudo atrasar el proyecto más de lo que ya estaba y llegó el punto en el que tuvo que ser declara una emergencia manifiesta para acelerar el proceso y superar el impase lo antes posible. Hay que tener en cuenta que la geografía y la corrupción colombiana hacen difícil los proyectos de vías, solo basta con mirar los problemas con la vía al llano que son de nunca acabar.
La obra, que comenzó a construirse en 2009 y debió haberse entregado en 2013 con un presupuesto de $629,000 millones de pesos, luego de un sin fin de irregularidades, dinerito va, dinerito viene, terminó costando casi 3 billones de pesos. El costo final casi se cuadruplicó y ya hay investigaciones en curso sobre algunos procesos que se llevaron a cabo. Por ahora solo resta esperar a septiembre para verle la forma y el color a este proyecto; ojalá no sean la de un elefante blanco…