Parece que Bugatti sigue al pie de la letra aquel eslogan que reza “las mejores cosas de la vida toman tiempo”, ya que el Centodieci apenas va a entrar a producción. Por si no lo recuerda, el Bugatti Centodieci se presentó en agosto del 2019, con Cristiano Ronaldo comprando uno por la módica suma de 8 millones de euros. La demora entre la presentación y la puesta en marcha de la producción se debe a que los ingenieros hicieron un esfuerzo especialmente grande en las pruebas de este modelo. A pesar de que solo se van a fabricar 10 unidades, lo sometieron a extensas pruebas de carretera y temperaturas extremas.
Exprimiéndolo al máximo
Por si no lo sabía, de vez en cuando los superautos suelen llegar con algunos detalles de fabricación que no son muy dignos de su precio. Si no nos cree, busque los defectos del Lamborghini Miura y el Countach, y verá que es una lista muy extensa. Bugatti no desea que haya queja alguna del Centodieci y antes de llevarlo a producción lo sometió a una serie de pruebas muy exhaustivas. La última de ellas fue una carrera de resistencia de 50.000 kilómetros en el circuito de Nardo, al sur de Italia. Este fue el mismo circuito donde el Porsche 911 GT3 recorrió 5000 km a 300 km/h. Al ver esto, Bugatti dijo con un tono burlón y en francés: “hold my beer”.
Sin embargo, las pruebas que realizó la marca francesa no fueron a toda velocidad todo el tiempo. Los ingenieros pasaron días enteros probando todos los aspectos del Centodieci en diferentes condiciones. Por ejemplo, lo conducieron a velocidad crucero, y a 380 km/h, para certificar que todo funcionara bien. Bugatti hizo especial énfasis en que los pilotos estuvieran enfocados en buscar ruidos e imperfecciones a esa velocidad. En toda la jornada de pruebas recorrieron hasta 1200 kilómetros diarios y le sacaron el jugo de todas las maneras posibles al Centodieci. Por un lado, es demasiado para un modelo del cual solo se fabricarán 10 unidades. Por otro lado, no se podía esperar menos de un auto de 8 millones de euros.
El recorrido de prueba
Espere, que hay más. Antes de su arduo paso por Nardo, los ingenieros de Bugatti se llevaron al Centodieci a Norteamérica y a una nevera, literalmente. En Estados Unidos lo condujeron en vías abiertas, precisamente para exponerlo a una temperatura ambiente de 50 grados. En esas pruebas lo llevaron hasta los 320 km/h con el aire acondicionado al máximo. Ya saben, una salida “tranqui” por las autopistas americanas. También lo hicieron transitar hasta los 2800 metros sobre el nivel del mar, así que se puede usar en la Cordillera de los Andes sin problema alguno. Solo le faltaría comprarlo y lucirlo por estas tierras.
Al otro extremo del termómetro, Bugatti metió al Centodieci en una nevera antes de llevarlo a producción y lo sometió a temperaturas de 20 grados bajo cero. La marca no se iba a arriesgar llevando este modelo a Suecia a pruebas de ruta, así que prefirieron meterlo en un congelador. Allí se encargaron de certificar que el Centodieci tuviera buen aislamiento y que el frío no afectara ni sus materiales, ni el funcionamiento del motor.
No nos digamos mentiras, seguramente estos 10 hiperautos nunca saldrán de un garaje con clima controlado o de su burbuja anticorrosión y mucho menos recorrerán 50.000 km en menos de 10 años. Aun así, los compradores estarán tranquilos de saber que sus costosísimos caprichos son casi a prueba de fallas. Tan seguros están, que Bugatti afirma que el Centodieci “garantiza una experiencia única de manejo por los próximos 100 años”.