A estas alturas usted ya debe estar familiarizado con el Ford Mustang Shelby GT500, la ultima encarnación del legado de Carroll Shelby. En Fuel ya hemos hablado sobre su potencia, su desempeño a la hora de acelerar y frenar y hasta de cómo es ensamblado a mano su motor Predator de 760 caballos de potencia. Pero esta semana llegó la hora de ver cómo el Shelby GT500 se enfrenta a la competencia. Dos canales de YouTube, Issimi y Edmunds, compararon el nuevo GT500 contra lo mejor que Detroit y el mundo tienen para ofrecer. Los resultados podrán sorprenderlo…
GT500 vs. Detroit
Un Shelby GT500, un Challenger Hellcat Redeye y un Camaro ZL1 Track Package: más de 2.200 caballos y una pista de cuarto de milla. Esa es la premisa detrás de la comparativa realizada por Edmunds y el resultado son unas tomas impresionantes acompañadas de unas cifras todavía más impresionantes. El primer pique lo resume todo: los tres carros arrancan, V8s sobrecargados rugiendo vorazmente, las llantas piden misericordia y cuatrocientos metros después hay un ganador. El Shelby. “Es un día frío”, “El launch control estorba”; independientemente de las excusas de los otros conductores, el Shelby ganó todos los piques que siguieron.
Estos son los mejores registros obtenidos por la gente de Edmunds en el cuarto de milla: 11,7 a 204 km/h para el Challenger, 11,6 a 197 km/h para el Camaro y, finalmente, 11,3 a 209 km/h para el Shelby. El principal problema del Challenger fue hallar tracción, algo vital en los primeros metros de un pique y solo al final se notaron sus casi 800 HP. La menor potencia del Camaro, por su parte, le permitió traccionar mucho mejor, pero lo castigó en el fondo. ¿El Shelby? No solo traccionó mejor que ambos, sino que también fue el más rápido en pasar la meta. Detroit pierde, el Shelby GT500 gana.
GT500 vs. el Mundo
Jason Cammisa, la extravagante personalidad detrás de Issimi, también probó el GT500 en recta, pero además invitó a su amigo piloto Randy Pobst a jugar. Los resultados fueron muy similares a los obtenidos por Edmunds: 11,4 para el Shelby contra 11,7 de un Challenger Hellcat. Cammisa luego eleva las apuestas y el Shelby GT500 se enfrenta contra un Ferrari 812 Superfast, pero ya es demasiado. El cavallino marca un alucinante 10,5; casi un segundo más rápido en el cuarto de milla que el pony. Sin embargo, Cammisa y Pobst tienen otro contrincante para el GT500: nada menos que un Porsche 911 GT3 RS.
De entrada, ya dice mucho que un simple mortal como Cammisa en el GT500 pueda seguirle el paso a una leyenda como Randy Pobst en el GT3RS. Ambos se deshacen en elogios sobre el Shelby, alabando sus modales dóciles y la forma en que entrega su potencia. Y aunque ambos lamentan la ausencia de una transmisión manual, la velocidad de la nueva transmisión de doble clutch es comparable a la PDK de Porsche. Es más, el comportamiento de ambos carros es extremadamente similar como podemos ver en el siguiente video. ¿El resultado? 1’55,57 para el Porsche y…
…1’55,72 para el GT500. Lástima, el GT500 todavía no está para derrotar a Ferrari y Porsche, pero estar a menos de dos décimas de segundo de un GT3 RS en un circuito ya es toda una hazaña. Sobre todo si consideramos la diferencia de precios. Tal como dice Cammisa, el Shelby GT500 ya no es un simple muscle car; es todo un deportivo.