Hora de que la controversia venga a nosotros. J.D. Power es un nombre reconocido a la hora de escuchar a los consumidores y recoger sus opiniones positivas y negativas en el mundo automotriz. Ellos son los que suelen emitir estudios que muestran “qué autos son más propensos a fallas y cuáles son más confiables”. Y para cerrar el año, J.D. Power decidió hacer un estudio comparando los autos eléctricos y a gasolina en seis categorías en particular.
Como puede intuirlo por el título, a los autos eléctricos no les fue bien en este estudio, al menos comparados con modelos a gasolina. A través de un gráfico la entidad explica que los modelos con electricidad apenas están a medio camino de alcanzar a los autos convencionales. Cuando ese medidor (que está en 51%) llegue a cien, ambos tipos de vehículos serán virtualmente idénticos para los consumidores. Así que vayamos paso por paso para ver en qué triunfan y en qué se quedan los vehículos con baterías.
Lo bueno…
De las seis categorías, dos de ellas tuvieron como gran ganador a los autos eléctricos. La primera es “experiencia” (93 de 100), que engloba la sensación de manejo, asistencias, tecnología, entretenimiento, calidad y experiencia de compra, en comparación con modelos a gasolina. En ese sentido, los conductores aprecian el andar silencioso y mar de asistencias tecnológicas de un auto eléctrico, al igual que su aceleración inmediata y comodidad al rodar.
De forma curiosa, los consumidores calificaron mejor a los autos eléctricos versus los modelos a gasolina en la categoría de asequibilidad (87 de 100). No es necesariamente que un vehículo con baterías sea más económico de comprar (porque muchos no lo son), sino que los costos de mantenimiento y el precio de la gasolina son factores que limitan a los autos convencionales. Sin mencionar los incentivos que brindan los gobiernos, con menos impuestos y cosas así. Aunque la comparación debería incluir la eventualidad de reemplazar todas las baterías.
… y lo malo
Si bien los consumidores creen que los eléctricos superan a los autos convencionales en experiencia y precio, los siguientes ítems los condenan a estar muy, muy detrás. Estos dos van muy de la mano: adopción e infraestructura, y en la actualidad si bien hay bastantes variantes eléctricas en el mercado, las ventas de autos a gasolina los superan por un gran margen. Eso y que la infraestructura aún no es tan extensa como la que sí tienen estaciones de gasolina, talleres convencionales y otras cosas en las que la modernidad “está quedada”.
J.D. Power también menciona los tiempos de carga y la facilidad que este proceso conlleve. Por eso es que los modelos eléctricos apenas reciben 25 y 26 sobre cien en ambas categorías. Finalmente está disponibilidad e interés, y en la primera también juega la adopción y variedad de modelos. Muchos autos eléctricos salen del presupuesto de muchos, o tienen un precio promedio por encima de autos a gasolina equiparables. Todos esos detalles contribuyen para que el interés del público apenas sea del 27%.
Allí me permito agregar que muchos se resisten al cambio, sea porque prefieren un auto mecánicamente sencillo y fácil de operar; o porque no les gusta la idea de la electricidad y lo que conlleva. También muchas marcas exploran alternativas como hidrógeno, combustibles sintéticos u otras alternativas, ya que no piensan que la electricidad sea la respuesta definitiva. Resta ver si los eléctricos logran cimentar definitivamente su paso en la industria, o si se mantiene en conflicto con motores convencionales u otras soluciones de movilidad.