Tal vez no lo sepa, pero el nombre más longevo en toda la historia del automóvil es la Chevrolet Suburban. Doce generaciones que datan desde 1935 y lo más curioso es que nunca la marca quiso apelar a la nostalgia. Así que los especialistas en tuning responden ese llamado y deciden darle a la actual Chevrolet Suburban un retoque retro con varios elementos adicionales para aventurarse lejos del pavimento.
Lo menos sorprendente de esta conversión es que proviene de Texas, donde todo es más grande, más potente y más americano. Se llaman Paxpower Performance (y si desea tararee la canción de Max Power mientras lee esto), cuya intención fue recordar las Chevrolet Suburban de antaño y hacer que la versión moderna sienta esa energía retro. Todos saben que no hay nada más nostálgico que una pintura bitono, como buen auto de los años sesenta o setenta.
Maquillaje de los años setenta
En términos simples, Paxpower toma dos colores vistosos como el rojo manzana y un beige caramelo, aplicándolos al exterior de la Suburban. Lo único más nostálgico sería tener paneles de madera, pero este preparador lo compensa con luces marcadoras en el techo y el viejo emblema sobre el capó de una Chevrolet Blazer K5, además de molduras cromadas.
Hablando de cromo, los rines clásicos de ocho agujeros de una Blazer también calzan esta Suburban, con llantas BFGoodrich A/T. Ahí se detiene la ola retro, porque esta Chevrolet Suburban se transformó en un 4×4 capaz de atravesar muchos más obstáculos. Porque la vida suburbana de esta gran camioneta es demasiado aburrida.
Algo de rudeza para situaciones off-road
Aquí Paxpower levanta la suspensión con coilovers y piezas más resistentes, refuerza la protección al motor, añade una defensa con mejor ángulo de ataque y luces LED integradas. Dos faros LED redondos también adornan el capó, para iluminar todo el estado de Texas así de golpe.
Si el calzado y suspensión no bastan, Paxpower lanza un sobrealimentador Whipple a la receta, haciendo que esta Suburban y su V8 salten de 420 a 650 caballos de potencia y 881 Nm de torque. Si eso no es suficiente, el escape de alto flujo Borla le brinda un bramido más distintivo al V8 de Chevrolet.
Salvo por el exceso de diodos LED, esta es una conversión bastante “vieja escuela” de una Chevrolet pensada para todoterreno. Entiendo que no será del agrado de todos (y no tiene que serlo), pero está a leguas de esas Ford F-150 o RAM 1500 innecesariamente acorazadas y agresivas, porque nada como un toque de color y clase para mejorar la receta.
