Este es el equivalente a colocar un cohete de propulsión a chorro en un kart. El Mini Cooper original cimentó su estatus en el mundo del automovilismo no por su potencia o velocidad máxima, sino por su excelente maniobrabilidad, peso pluma y habilidad de “lanzarse a las curvas” sin esfuerzo. Ahora imagine todo eso pero con 5 veces la potencia. Eso es lo que propone el Mini Super Cooper eléctrico, con un motor de Tesla bajo el cofre. Esta es la respuesta al nuevo Mini Cooper eléctrico pero con un sabor extremadamente clásico.
Esta conversión es obra de Gildred Racing, una compañía con base en California (EE.UU.) Grupo especializado en todo tipo de modificaciones al Mini, incluyendo cambios de motor, frenos de mayor desempeño y algunas amenidades modernas. Algunas de sus creaciones usan el poder japonés de Honda, para que grite V-TEC mientras el motor de un Civic Type R motiva al pequeño Mini Cooper.
Mini con demasiados electrolitos en su sistema
Este es un terreno nuevo para Gildred Racing, porque es su primer Mini Super Cooper eléctrico, y decidieron ir a la fija con un motor de Tesla. Aparentemente son tan fáciles de conseguir en Estados Unidos, quizá en las mismas tiendas que venden V8 de General Motors y armas de fuego. Incluso los Tesla más frugales poseen de 250 a 400 caballos de potencia inmediatos, así que solo piense por un segundo tener ese poder en un Mini.
La verdad es un milagro que el chasis del Mini Cooper clásico no se parta en dos ante el torque que genera el motor eléctrico de un Tesla. Para tal fin Gildred inicia adaptando las pequeñas dimensiones del Mini, reforzando su chasis y restaurando por completo la estructura y carrocería del Mini que el cliente elija donar para este trasplante.
Cada conversión se hace a mano y con especificaciones únicas para cada cliente. Gildred añade un motor de 300 caballos de potencia y una batería de 31 a 37 kWh. Para que lo ponga en perspectiva, el Mini Cooper original tenía 40 a 60 equinos a su disposición, así que esta creación produce 5 a 6 veces más poder.
Un cohete de bolsillo literal
Otros detalles incluyen un interior original pero con nuevos indicadores para vigilar el nivel de carga. Aparentemente esta conversión tendría un rango máximo de 240 km, que no parece mucho pero francamente el tamaño diminuto del Mini con suerte ofrece espacio para tantas baterías. Todo el proyecto ofrece un acabado impecable, respetando el espíritu, diseño e interior del Mini original. Un detalle curioso es como la antigua tapa de combustible fue aprovechada para alojar el puerto de carga de forma discreta.
Este es un juguete para divertirse en la pista o en días de autocross, nada más. Sí, tal vez sea una forma de preservar al Mini clásico con mecánica moderna, pero sus dimensiones con semejante nivel de poder es una receta para acelerar cual cohete y derrapar con mucho gusto. Y si eso no basta, su precio de 120 a 130.000 dólares confirma que esta conversión es un privilegio para unos pocos que quieran ese tipo de diversión.