Hoy por hoy la Fórmula 1 está dando de qué hablar y no por lo que ocurre dentro de la pista, sino por todo aquello que sucede fuera de ella. No que las ocurrencias extrañas y el drama sean nuevos en el Gran Circo, pero como toda cosa en la vida aquí aplica la ley de “todo tiempo pasado fue mejor”. ¿Por qué lo digo? Porque la controversia en F1 hace tres décadas no tenía que ver con escándalos, sino con el robo de dos Ferrari, que pertenecían a Jean Alesi y Gerhard Berger.
Es cierto, autos los roban todos los días. Lo increíble de esta historia es que el robo de ambos Ferrari ocurrió durante una carrera de F1 y fue un crimen que nunca fue resuelto, bueno hasta hoy. Casi 30 años después, Gerhard Berger puede recuperar su Ferrari, mucho tiempo después de retirarse de F1 y de ni siquiera tener afiliación directa con la Scuderia Ferrari.
¿El robo casi perfecto?
Dicen que entre más cambian las cosas, más permanecen idénticas. En tiempo presente, tanto Charles Leclerc como Carlos Sainz (pilotos de Ferrari) fueron víctimas de robos antes o después de una carrera de F1. Misma situación que le ocurrió a Berger y Alesi hace 29 años. Y, en ese entonces, la Scuderia también atravesaba un momento competitivo terrible, tal y como ocurre en tiempo presente.
Berger y Alesi llegaron al Gran Premio de San Marino de F1 en 1995 en un par de Ferrari, un 512 M en el caso del austriaco, mientras que Alesi se desplazaba en un F355. La dupla hizo milagros con los 412T2 en esa carrera, últimos monoplazas en F1 en usar un V12, capturando un segundo y tercer lugar. No es la victoria, pero cuando se compite contra Williams y Benetton en sus mejores momentos, difícil ganar.
En algún momento después del final de la carrera, varios individuos lograron llevarse los 512 y F355 de ambos pilotos sin dejar un solo rastro. Bueno, Berger vio los hechos transpirar e intentó bloquear a los ladrones, para luego perseguirlos en el Volkswagen Golf de un conocido, pero sin éxito. Después de ese robo de película, ambos Ferrari desaparecieron sin dejar rastro, hasta hoy.
Los detectives de Ferrari en acción
Ferrari es una marca muy celosa frente a quién es dueño de sus modelos. Por tal razón, tienen muy bien documentado a quién pertenecen muchos Ferrari y, cuando una venta tiene lugar, ellos lo sabrán.
Pues bien, fue la misma marca quien alertó a las autoridades inglesas sobre el registro sospechoso de un Ferrari que la marca no tenía documentado. Naturalmente la policía metropolitana inglesa rastreó los orígenes de dicho vehículo en cuestión para analizar si se trataba de algún modelo robado.
Dicho y hecho, ese Cavallino era robado, lo que no esperaba la policía era encontrarse con el Ferrari 512 M de Gerhard Berger. La investigación reveló que el 512 fue exportado a Japón luego de ser robado, donde permaneció escondido por casi 30 años. Alguien decidió exportarlo de nuevo a Inglaterra, confiando en que podía “legalizar” su registro.
La acción de Ferrari y rápida notificación a las autoridades permitieron la recuperación de este Ferrari, avaluado en unos 400.000 euros. No obstante, el Ferrari F355 de Alesi permanece escondido y la policía se encuentra interrogando a los involucrados para encontrar pistas sobre su paradero.
Un Cavallino de colección
Una nota final, para que comprenda la importancia de este Ferrari. El 512 M es la serie final del linaje “Testarossa”, solo 501 ejemplares se produjeron, con novedades tales como un frente aerodinámico con luces modernas, un motor V12 Bóxer con su potencia elevada a 434 caballos y un 0 a 100 km/h en 4.7 segundos.
Digo que es el 512 de Berger, pero que los pilotos tengan modelos de la marca que defienden es una práctica común. Así que quizá este Ferrari pertenece a la marca y como tal, volverá a ellos cuando esto se resuelva. Eso sí, el 512 M ostenta varias modificaciones “cuestionables”, como un volante imitación Momo, sensores de proximidad y un pomo de la palanca de cambios distinto.
29 años tarde sí, pero este robo fue resuelto al menos de forma parcial. Más vale tarde que nunca, ¿verdad?
