Para nadie es un secreto que Porsche es una de las marcas más representativas del mundo automotor. Los entusiastas del automovilismo seguimos a la empresa alemana muy de cerca, como si fuéramos adolescentes detrás del cantante famoso de turno: la diferencia es que a nosotros nunca se nos pasa el interés. Solo basta con ojear a Magnus Walker quien se enamoró de la empresa y hoy tiene una de las colecciones de Porsche más grandes del mundo. Al famoso diseñador se le une un hombre cuya vida ha girado en torno a los momentos y carros más icónicos de Porsche. «Alberto» como se hizo llamar para mantener su privacidad, tiene una colección de más de 1.000 Porsche a escala 1:43, todos clasificados según su valor histórico y referencia.
Sin ti la vida se me va
Nadie sabe cómo llega a enamorase una persona, simplemente pasa. Pero el cariño hacia una marca siempre sucede con un hecho histórico o un auto. Para Alberto comienza en los años 70 cuando los famosos pilotos españoles José Manuel Lencina y Eladio Doncel conducían exitosamente unidades del 911 en los campeonatos de rally. La devoción de «Alberto» es tan marcada que cuando puede viaja a Zell am See, Austria, para visitar la Tumba de Ferdinand Anton Ernst Porsche, mejor conocido como Ferry Porsche e hijo de Ferdinand Porsche. Además, tiene el deseo de descansar eternamente junta a él: “Le dije a mi mujer: cuando me muera quiero que traigas aquí mis cenizas”.
«Alberto» cuenta que desde pequeño salía del colegio y le gustaba pasar cerca al concesionario para mirar los autos a través de la ventana. Ahora, adulto, viaja personalmente a la fabrica para recogerlos. Siempre trae libros y objetos Porsche para su colección, y una que otra anécdota. Como cuando fue a recoger su 911 Turbo S y solo recogió nieve. “Lo gracioso es que ese día, después de haber viajado por carretera a Stuttgart en un Cayenne con mi mujer, mi hermano y mi hijo, nos tuvimos que volver sin el 911 porque cayó una nevada impresionante”.
Una colección que enamora y asusta
La colección se conforma por más de 1.000 autos Porsche a escala 1:43, ordenados temáticamente. Por un lado están los autos de competición, como el Porsche 935 o el mítico 917; por otro lado, están los carros de rally como el 356 o el Porsche 911SC RS. En otro estante están todas las generaciones del 911 y los primeros 356 de 1948. Para nombrar a todos los Porsche miniatura necesitaríamos el conocimiento de «Alberto» o el registro de fabricación de la empresa durante todos estos años. Además, y como si fuera poco, su exposición incluye un Porsche Center. En el centro de la colección se encuentra un espacio que simula todo con perfecto detalle: recepción, exposición y hasta elementos publicitarios.
Entre la colección se encuentra lo que para él es un bicho raro, pero que respeta por ser una leyenda. Un prototipo del Volkswagen Escarabajo que Ferdinand Porsche construyó para crear el carro del pueblo. Esto dice él al respecto: “Es la única excepción que me he permitido en esta colección, porque para mi Porsche empieza con el 356 ‘Nº 1’ Roadster, la creación de un auténtico genio y artífice de esta compañía, Ferry Porsche”. Pero lo más extraño entre su colección no es un Volkswagen, también encontramos arena del desierto del Teneré de un París-Dakar, una muestra del asfalto de la famosa recta Hunaudèires del circuito de las 24 Horas de Le Mans y la parte original de un ‘piano’ del Gran Premio de Mónaco, entre otras extravagancias.
Para fortuna de «Alberto», la empresa ya le reservó una de las versiones del 911 que van a salir este año. Claro, esta vez no se trata de una versión a escala sino de una representación real de uno de los autos más míticos y representativos de la empresa. Tal vez, y a palpito personal, puede ser uno de los Porsche 911 Targa 4s Heritage Design lanzados hace poco. Sin importar cuál sea el modelo, este tendrá como dueño a unaa de las personas que más admiran a la empresa alemana. Además, hará parte de la colección más grande de Porsche a escala que existe. Y mi novia quejándose porque tengo unos cuantos Hot-Wheels…