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Hoy hablaremos de un modelo que se niega a envejecer. Con mucha gracia y casi diez años encima la Ford Ranger Limited 2022 llega para reforzar todo un arsenal de argumentos sólidos. 

El ciclo de vida de los vehículos comerciales tiende a ser más largo que el promedio en la industria automotriz, no se trata de objetos de consumo per se (aunque también), sino de herramientas de trabajo que así como pueden ser aspiracionales, también se van perfeccionando sobre una misma generación antes de cambiar del todo. La Ford Ranger Limited 2022 es un gran ejemplo de ello. 

Después del facelift recibido en 2016 para esta pickup cuya principal fuente de ensamble es Argentina (salvo la Ranger Raptor), la oferta estaba muy robusta por una combinación muy interesante entre bondades mecánicas bien puestas a punto, un equipamiento completísimo como es costumbre en Ford y una reputación sólida, pues la casa americana, pese a sus  históricos y consistentes tropiezos en términos de confiabilidad, parece jugar en otro estándar cuando de productos más rústicos se trata, véase todoterrenos puros y duros o pickups, nicho en el que, literalmente, son reyes del mundo gracias a la brutal e imparable demanda de su F-150 en Estados Unidos y Canadá.

La Ford Ranger Limited 2022 evaluada sirvió como un gran repaso a un modelo que en años recientes ha tenido que enfrentar rivales de muchísimo peso, ya sea por el posicionamiento de algunas marcas en el país (Chevrolet o Nissan), por los beneficios de las plataformas compartidas (Renault), por la fama ganada a pulso de sus competidoras más conocidas (Toyota) o por ser un desarrollo de ingeniería muy respetable (Amarok).

Simpleza usual

La cabina no es nada que supere las expectativas aunque tampoco es que queden por debajo. Es necesario cierto nivel de austeridad por robustez, aguante al uso rudo y, no nos mintamos, también por costos de fabricación. Esperar materiales vistosos sería una equivocación, no contemplar el contexto de un vehículo de esta tipología, así que huyan del que critique con el viejo cliché de los “plásticos duros” a lo que es en esencia un transporte de carga con algunas amenidades modernas. 

Ciertas decoraciones y un sencillo cuero (o imitación de) no disimulan un ambiente simple y bien ejecutado, con las suficientes soluciones ergonómicas para un día a día en el que se pasarán varias horas a bordo (hay incluso un apoyo lumbar de ajuste manual para el asiento del conductor), sumándose la típica climatización americana con su fantástica capacidad de enfriamiento.

Lo que más se disfruta es la visibilidad inherente a una pickup, ir sentado tan arriba provee un dominio pleno que minimiza las complicaciones de una carrocería por encima de los cinco metros de longitud que, eso sí, tiende a angosta y, al final, es la anchura la que termina de complicar muchas maniobras. Tampoco olvidar que en un campero con propulsión trasera y chasis de largueros de todas maneras las llantas de adelante tienen mucha capacidad para girar y eso favorece la fluidez de ciertos movimientos en espacios reducidos. 

Muchísimos accesorios

El punto fuerte en la Ranger son accesorios pero no de comodidad, sino que la dotación de asistencias de seguridad activa y pasiva es plena: desde las 7 bolsas de aire que ya conocíamos de años atrás, pasando por sensores acústicos delanteros y traseros, cámara posterior y, ya sofisticándonos más, el control de crucero activo, la detección de peatones para el sistema de frenado anti-colisión, el reconocimiento de señales de tránsito integrado, el asistente de mantenimiento en el carril o el paso de luces medias a altas o viceversa de acuerdo a las condiciones del camino o de los conductores que nos rodean, debido a que en ese caso la idea es evitar deslumbramientos, factor de importancia en algo que tiende a ser más alto que el promedio en un país poblado por muchos vehículos de tamaño reducido. 

Conducción vigente, entre las mejores

En todo caso, el argumento fuerte de la Ford Ranger Limited 2022 está desde el punto de vista técnico: el motor de cinco cilindros es una propuesta casi exótica entre los turbo diésel de su tipo. Con 197 caballos y 470 Nm de torque de sus 3.2 litros, es capaz de cargar 1,023 kilogramos y jalar un remolque con frenos de hasta 3.5 toneladas. Además, en cuanto a sus cotas todoterreno presenta números buenos: 80 cm de vadeo, un despeje mínimo al suelo de 23 centímetros o un ángulo de ataque de 28 grados, uno ventral de 26 y uno de salida que queda en 24. 

Pero basta de cifras de ficha técnica: lo relevante, lo que se siente, es una respuesta pareja y sin vacíos, un funcionamiento en general refinado pero que nunca da sensación de escasez, que nos hace sentirnos tranquilos de que no dependemos de una caja automática muy corta en sus seis escalones para salir adelante. La transmisión automática podrá no ser de las más rápidas o modernas en su tipo pero con tanto par disponible prácticamente a todo régimen, su operación pasa a un segundo plano. 

En términos de conducción la Ranger se deja percibir con un trabajo más concienzudo en relación a una Hilux o a cualquier alternativa nipona. Por el buen control de su carrocería, la precisión casi de automóvil de su dirección y un tacto que en general permite ritmos un poco más rápidos y da una sensación de seguridad valiosa para quienes salen mucho a carretera, esta Ford tiende a parecerse más a una Volkswagen Amarok. Es difícil conseguir que un aparato con un eje rígido atrás, para colmo apoyado en ballestas, tenga tan buenos modales en carretera y aún así Ford lo consiguió. Mucho mérito porque el esquema también debe estar preparado para el peor de los terrenos y, en ese sentido, también nos constan sus capacidades, ya sea en montañas de grueso calibre en las vías colombianas o, viajando en el tiempo, en la triple frontera de Argentina, Paraguay y Brasil cuando este servidor que les escribe viajó a conocer esta misma Ranger por allá en el año 2016. 

La experiencia vale

Al final, una conocida que, una vez más, nos deja comprobar que sus virtudes se conservan intactas a pesar de una competencia que no ha mermado en su ritmo de renovación incluso en un sector del mercado que pareciera moverse más lento. Nada mal por 168.9 millones de pesos.

Manuel Fernández
Jurado World Car of the Year - He probado autos desde 2008, escribo y hablo de ellos - En Ciudad de México - De Bogotá, Colombia

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