Rolls-Royce acaba de presentar al opulento Boat Tail y, ¡un momento! Esto se está saliendo de control, ahora hay dos de ellos. Y este es extremadamente rosado, aunque tal tonalidad hace juego con la opulencia de Rolls-Royce. Como puede ver, este es el segundo Boat Tail que crea Rolls-Royce, y es igual de magnánimo y lujoso que el primero.
Sólo que esta vez, no sabemos quién es el dueño del segundo Rolls-Royce Boat Tail. No como el primero, que resultó ser de Jay Z y Beyoncé. La marca dice, de forma diplomática, que el auto fue ordenado por alguien cuya fortuna familiar procede de la extracción de perlas, y que posee un museo automotriz privado. Por tal motivo, todo el auto posee un motivo que gira en torno a las perlas.
Semejante lujo no puede debutar en cualquier evento, por lo que Rolls-Royce eligió el Concorso d’Eleganza en Villa d’Este, del Lago Como en Italia. Así como el anterior, tal derroche de lujo costó unos 28 millones de dólares, y este quizá posee un acabado más detallado y absurdo que el primero.
Plena inspiración marítima
Todo son perlas en este auto. Como la pintura, que asume una tonalidad palo de rosa con acabado perlado. Me atrevo a decir que combina mejor con los acentos dorados y el baúl náutico de madera, a comparación del primer Boat Tail. El capó adopta una tonalidad más oscura que el resto de la carrocería, pero aún con el brillo perlado. Al igual que el primero, todo el vehículo es ensamblado a mano, y mantiene su inspiración en una lancha o yate de lujo. Sólo que este buque tiene llantas de cara blanca.
Por cierto, el ilustre dueño que encargó este vehículo a Rolls-Royce, también incluyó varias conchas utilizadas para extraer perlas, de su colección personal, para replicar el tono de la carrocería. Él mismo también ofreció nácar (o madreperla) para el interior, en donde este material se mezcla con la madera de nogal y cuero con costuras palo de rosa, que recorren el tablero y habitáculo. Dicha madera también adorna la compuerta trasera, que abre en forma de mariposa y revela todos los implementos necesarios para un picnic.
Allí encontrará elementos como fina cristalería y vajilla, botellas de vino o champaña; así como una sombrilla y sillas plegables para tomar las onces al lado del camino, en la playa o en los Campos Elíseos de Francia. De igual forma que el primero, el Boat Tail 2 es un auto roadster permanente, con un “techo” de vinilo para proteger la cabina, pero no para circular a velocidad normal. No es la forma en la que yo gastaría casi 30 millones de dólares, menos si es para guardar el auto en una colección privada. Pero así es la vida de los millonarios.