Si volviésemos unos 50 años al pasado, en esa época en la que el Turismo Carretera hizo esa transición de las “cupecitas” Chevy y Ford a sport prototipos más modernos, este Pagani Huayra Evo R sería considerado un pionero revolucionario; así como los prototipos Liebre, los Fast Chevrolet Baufer de Horacio Steven y por supuesto el Huayra Pronello. Qué coincidencia que Horacio Pagani sea argentino y comparta nombre con ese último prototipo.
La única diferencia entre el Pagani del presente y aquellos ingenieros argentinos de los sesenta es la intención de sus creaciones. Horacio Steven o Heriberto Pronello buscaban crear la máquina definitiva para ganar dentro y fuera de Argentina; mientras que Horacio Pagani está en esa constante búsqueda del vehículo perfecto que balancee la belleza con la potencia. Claro, con el valor agregado de millonarios acaudalados que pueden pagar lo que sea a Pagani, pero no lo vea como avaricia. Gracias a esos dólares es que Pagani puede financiar su búsqueda por la perfección automotriz.
Oda al automovilismo
Si el Pagani Codalunga es la máxima expresión artesanal de la que es capaz este ítalo-argentino; el Huayra R Evo es la experiencia visceral definitiva. Inspirado por muchos ganadores de Le Mans, particularmente ese Grupo C con el Porsche 962 y Jaguar XJR-9, el Huayra Evo R es una pieza exclusivamente para la pista. Un juguete que no irá a desfilar en Le Mans, pero sí tiene la capacidad de deslumbrar en cualquier circuito, siempre y cuando su piloto tenga la pericia requerida.
Aquí tiene la evolución final del Huayra R, esta vez con un concepto aerodinámico más radical que nunca. Al frente su splitter fue alargado, mientras que la parte trasera fue extendida con el estilo del Codalunga. Un enorme alerón y aleta dorsal se conectan a la toma de aire sobre la cabina, detalles que agregan un 45% más de carga aerodinámica. Ello significa que a 320 km/h, el Huayra R es capaz de generar una carga de 1.1 toneladas.
Si eso no basta, este Huayra es un roadster con paneles removibles junto a esa toma de aire en el techo. Sin ellos, Pagani nos dice, el Huayra R Evo genera un 5% más de carga aerodinámica. Además, permiten que usted escuche el rugir de ese V12 enjaulado en la parte trasera. Para rematar, el parabrisas y cabina están inspirados en el aeroscreen de Indycar, luego de que don Horacio viera una carrera de esta categoría en el circuito de Nashville.
Bólido brutal para valientes
Ya que lo menciono, Pagani no se cansa de mejorar y potenciar el V12 de Mercedes-AMG que los catapultó al estrellato hace 25 años. La unidad de 6 litros fue retocada para mover al Huayra R Evo, elevándose a 888 caballos de potencia y 770 Nm de torque. Una transmisión secuencial de 6 velocidades firmada por HWA lleva toda esa furia a las ruedas traseras, prospecto apto solo para valientes.
La suspensión integra brazos forjados en aluminio, amortiguadores controlados de forma electrónica y dámpers heave estilo F1 para estabilizar la carrocería de forma independiente al chasis. Junto a frenos carbocerámicos es claro que el Huayra R Evo vive y respira para rugir a un régimen por encima de las 9.000 vueltas en la pista. Pagani incluso declara con orgullo que el Huayra R Evo está a la par de prototipos Le Mans LMP2 y francamente no voy a llevarle la contraria en ese asunto.
Pagani no reveló cuántos ejemplares hará ni su precio, porque este es un negocio de admirar de lejos a menos que su cuenta bancaria tenga veinte ceros a la derecha. La casa italiana produjo 30 ejemplares del Huayra R, así que un número similar de modelos Evoluzione sería una apuesta sensata. Por un buen par de millones de dólares, claro está.