Ya se estaban tardando en darnos una edición conmemorativa del Huracán. Sabíamos que Lamborghini no dejaría ir a su deportivo más exitoso así como así y me complace decir que los italianos no decepcionaron. Aquí está el Lamborghini Huracán STJ, una carta de amor no sólo a este exótico, sino también a su motor V10 que pasa a mejor vida, en favor de un V8 turboalimentado para su próxima generación.
¿Qué es STJ? Si está versado en jerga de Lamborghini, sabrá que el Huracán STO existe. Pues bien, STJ es una evolución de ese modelo que significa Super Trofeo Jota, designación reservada para unos pocos Lambo que adornaron los circuitos del mundo, como el Miura y Aventador. Serán 10 ejemplares finales, con una serie de mejoras aerodinámicas y estéticas para darle ese último adiós al V10, tradición de 10 cilindros que se remonta a 1990, con el debut del Diablo.
Balada final para el Huracán y su V10
Del STO al STJ no cambió demasiado ese V10, ya que el Lamborghini Huracán STJ tiene a su disposición los mismos 631 hp y 565 Nm de torque a las ruedas traseras. Las mejoras, nos dice Lamborghini, se concentran en otros aspectos.
Como en la suspensión, que posee amortiguadores ajustables con mayor firmeza, calzado Bridgestone Potenza para circuito, rines en aleación de 20” con una sola tuerca y una reducción de peso gracias al uso de fibra de carbono. Material que compone el componente aerodinámico, el cual posee un alerón trasero más grande que el STO, nuevas tomas de aire y aletas a lo largo de la carrocería y un difusor retocado.
Al ser un modelo especial y conmemorativo, su exterior luce una tonalidad especial. De hecho, son dos las combinaciones; la que ve aquí con azul, negro y acentos rojo marte y blanco, mientras que la segunda cambia el azul principal por un gris más elegante. Cada ejemplar de 10 tiene su propia placa conmemorativa en fibra de carbono y una cabina llena de lujos y colores que combinan con ese exterior.
Así que este realmente es el final del Huracán y su motor V10. A menos que alguna versión ultra limitada y única esté escondida en Sant’Agata Bolognese, tenemos que decirle adiós al V10 de Lamborghini, justo como pasó con el Audi R8. Por cierto, cada ejemplar de esta decena de Huracán está vendido, porque así es el mundo de los coleccionistas y millonarios.