Últimamente Renault está muy ocupado en Europa con una plétora de modelos nuevos para refrescar su portafolio. El más extraño e inesperado de todos ellos, después del cupé Rafale, es este. Se llama Symbioz y es el más reciente miembro del batallón híbrido de Renault en Europa, cuya misión es cerrar la brecha que existe entre el Captur y el más grande Austral y Espace. Y sí, según Renault era imperativo tener un auto que ocupe ese espacio.
Es cierto que el Scénic revivió como un crossover más con motor eléctrico, perfecto para llenar ese rol. Lo que sucede es que muchos conductores favorecen a los autos híbridos por encima de los eléctricos, motivando a Renault a tener un Scénic, pero con motor híbrido, es decir el Symbioz. Nombre que cae como anillo al dedo, porque es la simbiosis de un Scénic con la extinta Koleos.
Evocando el espíritu del Scénic y Koleos
Sé que alguien va a decir que el Renault Symbioz híbrido no se puede comparar con la Koleos. Y tiene razón, la última Koleos es más grande (4,67 m vs 4,41 m), posee un motor más potente y, si hay que equipararla a algún modelo, sería al Austral o Espace.
No obstante, la Koleos siempre fue como el “SUV popular y global” de Renault, junto al Captur. Un modelo para diferentes roles y gustos que no era demasiado pequeño ni tampoco grande, justo lo que quiere lograr Renault con el Symbioz. Sólo no lo compare con un Renault 16 como lo intenta la marca.
Es más, si me lo pregunta Renault debió llamarlo Scénic a secas, perfecto compañero del modelo E-Tech eléctrico que ya se vende en Europa.
Apostando por el futurismo y los híbridos
El Symbioz está equipado con el mismo motor híbrido del Renault Captur y Arkana, curiosamente. Es una unidad de 1,6 litros aspirada con un motor eléctrico y una transmisión automática de 6 velocidades. Tren motor que produce unos 143 hp y 205 Nm de torque y mueve las ruedas delanteras con la eficiencia por encima de todo.
Dado que el Symbioz no es tan grande como aparenta, es un tren motor adecuado para la tarea. La idea de Renault es concebir un SUV familiar con buen espacio y de andar eficiente, que exhiba la nueva filosofía de diseño que profesa la marca.
Tomando lo aprendido con el Captur, el frente es imponente, con faros horizontales finos y luces LED diurnas en forma de trueno. El capó es largo y con dos nervaduras distintivas, mientras que las tomas de aire son relativamente discretas. Una silueta de dos volúmenes convencional lleva a la parte trasera, con un diseño discreto y una placa de deslizamiento marcada. Nada revolucionario en materia de diseño, es un crossover inofensivo y que puede resultar atractivo para muchas familias.
Es un crossover, ¿qué más se puede decir?
En su interior no hay demasiadas sorpresas en comparación a modelos recientes del Rombo. Una interfaz firmada por Google con disposición vertical y 10,4” posee toda la conectividad necesaria y acceso a internet. Brillan los puertos USB tipo C al igual que un puerto de carga inalámbrica. Un techo panorámico da algo de lujo, al igual que un cuadro de instrumentos digital de 10 pulgadas.
Si eso no basta, el Symbioz posee una versión cargada de logos Alpine, porque eso es algo que Renault quiere ofrecer en todos sus modelos. Lo más “revolucionario” del Symbioz es su segunda fila corrediza, la cual puede ampliar la capacidad del baúl de 492 a 624 litros. Nada mal para un crossover que pesa tonelada y media, de apenas 4,4 metros de largo.
Al final del día no es un auto ofensivo ni nada por el estilo, existe y está bien. Tiene suficiente lujo para considerarse el sucesor espiritual de la Koleos y llegar a mercados por fuera de Europa, así Renault piense que es más un acompañante híbrido del Scénic.