De los mismos creadores de “el Ford Mustang siempre será V8” llega esto. Y literal, son palabras que provienen del mismo que sentenció esa frase anterior. Jim Farley, piloto ocasional y jefe máximo de Ford, quiere poner emoción al portafolio de la marca y “erradicar” los autos aburridos. Algo así como un Akio Toyoda en Detroit, pero con más máquinas V8.
Ahora, hemos de admitir que la Ford Explorer EV (en sí un Volkswagen ID.4) no es propiamente emocionante. Pero ese modelo sirvió de excusa para que Farley expresase sus ideas de diversión a Car Magazine y, hay que reconocer, el hombre sabe de lo que habla. Es un petrolhead puro, incluso cuando se debe reconocer el valor de los autos eléctricos e híbridos a futuro, su pasión por los motores a combustión reluce.
Diversión como norte en esa brújula
El mantra de Ford es simple: “vamos a evitar el negocio de autos aburridos para concentrarnos en modelos emblemáticos”, señala Farley. Los Fusion/Mondeo, Fiesta y Focus del mundo eran sensatos sí, vendieron muy bien. También tuvieron sus versiones divertidas, pero esa no es la dirección que Farley desea en Ford.
Por el contrario, es hacer que todos los Ford graviten en torno a ese principio de diversión, de jovialidad en diferentes entornos. Ya existe la familia Mustang, que Farley cree será capaz de destronar a los Porsche 911. Luego están los modelos Raptor, que nacen del pedigrí en los Rally Baja y prácticamente son el modelo a seguir cuando se habla de una pickup o 4×4 rudos y veloces.
La idea es que los autos de Ford estén dirigidos a públicos muy específicos, que busquen algún tipo de desempeño y diversión. Que los autos más “sensatos” de Ford repliquen esa fórmula Raptor o Mustang. O, en otras palabras, que esas divisiones dejen de ser la minoría y se conviertan en la norma para todos los Ford de ahora en adelante. Tal vez nos precipitamos, pero ello casi confirma que un Mustang sedán y Raptor están en las cartas, como rumores sugieren.
El crecimiento de Ford como marca
Es curioso, porque Farley básicamente quiere volver a esa Ford de los años ochenta y noventa: seguro, con autos aburridos, pero a la vez mucha emoción. La marca incursionaba en F1 y el mundo del rally con éxito y es cierto, ofrecían modelos “mundanos”. Pero muchos de ellos con variantes deportivas, tome como ejemplo al Ford Taurus SHO, la Ford F-150 Lightning, los Sierra y Escort Cosworth, el Puma, en fin.
Si entendemos bien la estrategia de Farley, es regresar a esa época, pero sin tantos modelos aburridos en masa. Que cada uno brille por su estilo y que los nombres Mustang o Raptor perduren toda la vida, dando cabida a otras denominaciones especiales. Además de un fuerte énfasis en el automovilismo estirado en varias disciplinas distintas, hasta la electricidad tendría cabida allí.
Ahora que vuelven a Le Mans y F1, quizá es el momento de darle más chispa y emoción al portafolio de Ford. Ojalá no con autos eléctricos genéricos, sino con modelos que los entusiastas sí quieran comprar.