Fue en 1961 que Renault, con la explícita misión de mover a Francia (y Europa) con un auto robusto y asequible, lanzó al R4 original. Ese que apodamos “cuatro latas”, “amigo fiel” o “renoleta”, que se mantuvo en producción hasta 1992 y el cual, desde entonces, sólo vio cómo la nostalgia y mitología en torno a él creció. 32 años después por fin tenemos un sucesor, desde París le presentamos al nuevo Renault 4 E-Tech eléctrico.
Ya no más especulaciones, renders o publicaciones clickbait con imágenes del “nuevo R4”. ¿Recuerda esa época? Donde inocentemente creíamos que el R4 regresaría porque alguien en internet lo decía. Pues bien, la espera trajo justamente lo que esperábamos, un vehículo retro-moderno, compacto, práctico y jovial. Es impresionantemente cotidiano y esa es la filosofía de vida del R4, sea hoy o hace 70 años.
Cuatro latas recargado
Para la sorpresa de nadie, el Renault 4 eléctrico existe gracias a su hermano “menor”, el R5. Sí, a pesar del nombre, el quatre es más grande que el cinq, con 4,14 metros de extensión para flotar entre el R5 y el Mégane E-Tech en términos de envergadura. Las similitudes con el R5 no terminan ahí, porque el nuevo Renault 4 comparte un 68% de piezas con el primero, desde su plataforma hasta las baterías, motor y tecnología de carga bidireccional (V2L).
Renault nos ofrece dos elecciones de motor y batería para el 4 eléctrico (o R4EV si prefiere). Un motor frontal entrega 120 o 150 caballos de potencia, aunque su chasis extendido y piso plano sugieren que existirá una variante con dos motores (AWD). Las baterías son de 40 o 52 kWh, para un enfoque decididamente urbano y autonomías de 300 o 400 km respectivamente.
A diferencia del original, el nuevo R4 recibe suspensión independiente en ambos ejes, con reducción de vibración y ruido al transitar por caminos difíciles. Detalle que hará del R4 algo más divertido de conducir, así no sea propiamente rápido (0 a 100 km/h en menos de 9 segundos). No que esa sea la idea, pero al menos traerá algo de jovialidad a la conducción urbana.
La dosis perfecta de nostalgia
Donde el R4 necesita conquistar es en el área de diseño. Para tal fin, los diseñadores del Rombo reinterpretaron la forma del original, respetando sus formas y detalles sin llegar a la copia o la exageración. La parrilla ovalada se esconde tras un cristal, con luces LED que iluminan el rostro del R4. Las defensas poseen topes de goma, justo como el original y su corte hatchback permanece, así sea más un “mini-SUV” del segmento B.
La compuerta trasera abre generosamente, revelando un baúl de 420 litros con asientos abatibles en ambas filas. Abundan los bolsillos extra en puertas y consola central; mientras que afuera emerge la ventana trapezoidal del pilar C-D y un techo suave, que abre por completo para hacer más “airada” la cabina.
Todos los detalles que esperamos están allí, sin caer en la parodia o la exageración. Para aquellos que recuerdan con nostalgia al R4, hay suficientes referencias para señalar y decir “aww”. Para los jóvenes que quizá no sepan qué es un R4, es un crossover adorable con tecnología de sobra. Y para los más fanáticos, quizá lo único que faltó es un motor a combustión.
Contrastes del ayer y hoy
Hablando de tecnología, la cabina no es nada del otro mundo. Si vio al R5 y al Mégane E-Tech entonces sabrá muy bien qué viene a ofrecer el R4.
Frente al conductor vive un clúster digital unido a una pantalla de 10,1” con suficientes asistencias a la conducción e interfaz de Google con conectividad inalámbrica. Por alguna razón tiene ChatGPT, porque eso es lo que los jóvenes quieren. El espacio es generoso y los acabados llamativos, con diferentes telas y materiales coloridos, incluyendo denim (como unos jeans). Se aprecia la repisa frente al pasajero, pero no la palanca de cambios que difiere del original.
Detalles extra incluyen áreas adicionales de carga en el baúl, la silla abatible del pasajero, el patrón cuadriculado del techo y los acabados casi vintage, muy bien logrados. De nuevo, el R4 es sorpresivo y cotidiano a la vez, con suficiente chispa para ser un vehículo del día a día.
Ahí lo tiene, el tan anticipado regreso eléctrico del Renault 4. Modelo que entrará a la venta en Europa a partir de 2025, con precios en el rango de los 28 a 32.000 euros. Colombia es una nación que lo espera con ansias, ojalá con el carisma de toda la vida y un precio que no sea prohibitivo, para evitar lo que ocurrió con el Twingo II hace una década.
Si nos lo pregunta, es un digno regreso y homenaje, que no tiene que agradar a todo el mundo y está bien.
