¿Se acuerda del novelón entre la Secretaría de Movilidad de Bogotá y la Corte Constitucional sobre las fotomultas? Pues esta es la tercera temporada. Las cámaras de fotodetección, también llamadas “Salvavidas”, podrán hacer fotomultas con confirmación del reconocimiento facial. Esto quiere decir que esas cámaras podrán detectar al conductor que comete la infracción y multarlo en vez de avisarle al dueño, acatando las condiciones de la Corte Constitucional. ¿Suena música trágica de fondo? Pues ni tanto, porque, como siempre, la cosa no es tan sencilla.
Tecnología al servicio de quien la necesite
En principio, parece que el reconocimiento facial es la solución definitiva para poder aplicar la tecnología de las fotomultas en Bogotá y en todo el territorio colombiano. Sin embargo, la tecnología no está tan desarrollada como se piensa. Recordemos que no estamos en una película de Rápido y Furioso donde Jobs está tras una pantalla con un software capaz de identificar a alguien con una foto apenas definible. Sí, el reconocimiento facial ya existe y es muy efectivo, pero en determinados entornos.
El subsecretario de movilidad, Leonardo Vásquez, dijo que se está acondicionando las bases de datos para identificar a los conductores. Hizo referencia a una tecnología que tiene Migración Colombia que puede identificar a una persona solo con los ojos. Es un sistema que se usa para mantener la seguridad fronteriza. Sirve sobre todo para evitar engañar a la entidad con identidades falsas. La precisión es tan alta que solo necesita la parte superior de la cara para identificar a una persona. En teoría suena bien, pero el control del tránsito tiene otras necesidades.
Los límites de las cámaras
El problema del reconocimiento facial para las fotomultas es que el sistema tiene que ser muy preciso para no generar falsos positivos. En situaciones controladas el sistema es muy bueno, pero la detección de una persona se dificulta cuando esta se mueve a más de 50 km/h y está al otro lado de un vidrio panorámico o del visor de un casco. El vidrio o el plástico generan una distorsión que afecta la imagen del otro lado. Además, es por todos conocido que un casco bien ajustado modifica la cara un poco, estirando unas partes y apretando otras. A eso súmele un día lluvioso y oscuro, el uso de gafas oscuras o medicadas, unas luces muy brillantes o la técnica de Homero Simpson y tiene muchos factores que pueden afectar la identificación.
En fin, el departamento técnico de la Secretaría de Movilidad tiene mucho que hacer y se estima que para diciembre de este año hayan logrado ajustar todos los detalles. Aunque no estemos tan de acuerdo con esta tecnología, ya ha cumplido su objetivo, así no estén trabajando a plena capacidad. En varios escenarios se redujo la posibilidad de accidentes con heridos hasta en un 43.2%, así que de un modo u otro están funcionando.