Si prestó atención en el Gran Premio de Italia, entonces notó que los Aston Martin llevaban el siguiente mensaje: All will be Vanquished. No lo culpo si no lo vio, porque los Aston hoy en día no son los más rápidos. Cosa distinta lejos de la pista, porque el nuevo Aston Martin Vanquish es, a diferencia de sus hermanos en F1, toda una bestia V12 salvaje disfrazada de gran turismo inglés. Quizá es el Aston más atractivo e interesante hoy en día, aparte del Valour y un V12 similar, pero con tres pedales
Para aquellos que se apasionan por los eléctricos o los híbridos, hoy en día es normal ver cómo los deportivos más radicales poseen una ayuda eléctrica adicional. Es algo que Le Mans y luego Fórmula 1 hizo popular, al nivel que es casi un requerimiento. No para Aston Martin, que desechó toda noción sobre la hibridación, a la cual no son ajenos, permitiendo que el nuevo V12 del Vanquish sea tan poderoso y puro como sea posible.
Declaración de rebeldía en forma de V12
Es más, Aston Martin se jacta del hecho que este nuevo V12 no necesita más que dos turbo para hacer del Vanquish un deportivo formidable. Hecho completamente desde cero, los ingleses decidieron ir en contra de la tendencia de “motores pequeños” para desarrollar su V12 más poderoso jamás realizado.
824 hp y 1.000 Nm de par son sus figuras, impulsando al Vanquish de 0 a 100 km/h en 3,3 segundos y, a fondo, superando los 340 km/h. La clásica transmisión ZF automática de 8 marchas se encarga de aprovechar todo el brío de ese V12. Que, por cierto, estrena culata, árbol de levas, sistema de inducción (que puede ser de titanio) y turbos.
Para domar tantos equinos, Aston Martin le brinda al Vanquish V12 un diferencial eLSD ubicado con la transmisión sobre el eje trasero. La suspensión Bilstein es adaptativa y los frenos carbocerámicos, todo envuelto en una carrocería con bastante fibra de carbono. Ojalá su exterior pueda camuflarse de alguna manera, útil para espías.
Elegante y agresivo, cual peleador con esmoquin
Hablando de ello, el diseño es notable, particularmente en la parte de atrás. Allí Aston Martin empleó un diseño como ningún otro en su establo, con un alerón cola de pato coronado por una parte trasera en fibra de carbono, con todo y un difusor funcional. Que no lo distraigan los cuatro descomunales escapes, porque las luces LED en segmentos horizontales son tomadas del Valkyrie y Valour.
Eso sí, el gran frente es similar al Vantage, con la clásica parrilla Aston y luces Matrix LED ovaladas. Las tomas de aire al frente y costados, al igual que splitter y faldones delatan las intenciones de este GT Inglés, que ya roza en territorio de hypercar. Uno que puede ser aún más extremo si se eligen escapes en titanio y techo en fibra de carbono.
Por el placer de conducir un arma de 824 hp
Su cabina es lo que se imagina, tomando lo aprendido en el DB12 y Vantage. Muchísimo lujo, controles físicos para administrar los modos y “juguetes” del Vanquish y pantallas que no distraen demasiado. La idea es que el piloto se vea envuelto en un mar de suntuosos materiales, pero que no lo distraigan de la tarea de domar 824 equinos a las ruedas traseras.
Al final del día, el Vanquish es una declaración de intenciones por parte de Aston Martin, la de preservar los motores V12. Este deportivo pretende vivir más allá del final de la década y quiere ser lo mejor que puede ofrecer Inglaterra, por encima de Bentley o Jaguar. Si el Vanquish destroza sin problemas a los 911 Turbo y 296 GTB del mundo, misión cumplida.
