Aquel buque en el atlántico con miles de autos ardiendo sigue dando de qué hablar. No tanto como cierta situación de dos países europeos, pero no hablemos de ello. Parece que Lamborghini reiniciará la producción del Aventador a consecuencia del incendio del barco Felicity Ace. Sí, el mismo Aventador que se despidió junto con los motores V12 y del cual Lamborghini creó una versión final Ultimae de 600 unidades. La causa es, evidentemente, la pérdida de algunos de estos toros a bordo del desventurado buque.
Para darle algo de contexto, el buque transportaba unos 4000 vehículos del Grupo Volkswagen; principalmente Porsches, Volkswagens y Bentleys. El incendio comenzó hacia el 16 de febrero y la causa, al menos preliminar, sería un incendio a raíz de las baterías de autos eléctricos que iban a bordo. Por fortuna, el incendio se logró controlar y lo que queda de la nave será remolcado a Europa o las Bahamas, y la tripulación resultó ilesa. No podemos decir lo mismo de los autos.
El dilema de Lamborghini
Por lo visto, también había Lamborghinis a bordo del buque. Así lo confirmó el presidente de la marca en Norteamérica, Andrea Baldi. El incendio en el barco habría afectado a un centenar de Lamborghini Urus, así como una cantidad no especificada de Aventador y Huracán. Tres vehículos que no son precisamente comunes, en especial el Aventador, y por lo visto algunas de estas versiones Ultimae estaban a bordo. Si bien, Baldi no reveló si todos los autos estarían afectados, mostrándose optimista frente a la situación; sí aseguró que ya se puso en contacto con los concesionarios y clientes que esperaban estos autos, algunos hace un año.
El problema no es tanto el Urus o Huracán, dos autos que siguen en producción y que la marca podría reemplazar fácilmente en caso de pérdidas. Es el Aventador, el cual cesó su fabricación. Eso significa que para reparar los Aventador que aún tengan salvación, Lamborghini tendría que buscar partes de reemplazo con urgencia; y para los que son pérdida total, bueno. La única opción es construir un auto de cero para todos esos clientes que vieron su toro arder en llamas por culpa de unos autos eléctricos.
Es cierto que es demasiado temprano para saltar a conclusiones y que Lamborghini desconoce (o eso dicen) el verdadero daño a sus autos. Pero hay una posibilidad muy real de que el Aventador tenga un último “¡hurra!” a causa del desastre, y su producción vuelva a comenzar. Al menos, para esos clientes que no pudieron recibir su auto y quieran que Lamborghini les dé un reemplazo idéntico. Tal vez es una oportunidad especial para Lamborghini de crear una versión Ultimae del Ultimae (Ultimae2) y reparta ahora sí por última vez, una serie de toros V12. Ojalá que esta vez los transporten con mucho más cuidado.