Mientras casi todo el mundo automotriz se preocupa por conducción autónoma, tecnologías para facilitar la vida y baterías, hay unos pocos que aún velan por una experiencia análoga y un énfasis en el placer de conducir. Justo ese es el mantra de Caterham, quien acaba de darnos dos razones más para seguir esa filosofía automotriz: el Super Seven 600 y 2000.
Puede que toda la gama de Caterham esté basada en el Lotus Seven, pero eso no significa que todos sus modelos sean iguales. Algunos son armas para la pista, como el 420R o 620. Y en el caso del Caterham Super Seven 600 o 2000, son modelos con una experiencia más fiel al Lotus original. Un biplaza perfecto para rodar con gusto a bajas o medias velocidades y aún divertirse, a la vez que la experiencia de manejo análoga lo atrapa.
Un Caterham clásico de entrada
El Caterham Super Seven 600 es la forma más sencilla de acceder al mundo de un clásico algo modernizado. Digamos que es la experiencia más fiel al Seven original, con un interior simple y hecho a la antigua, una experiencia al aire libre y la apariencia de un Lotus Seven de colección.
Este modelo emplea un diminuto motor de Suzuki con apenas 660 cc y un turbocargador, justo como un kei car japonés. Solo que Caterham eleva su potencia a 84 caballos. La marca insiste que este auto es para “quien no le interesa ir rápido y prefiere una tarde de conducción placentera”, pero aún así el Super Seven 600 va de 0 a 100 km/h en 6.9 segundos. Bastante nice si me lo pregunta.
El modelo incluye un interior en cuero con tonalidades vinotinto, rojo, azul o beige a elegir, al igual que un volante forrado en cuero; así como rines de 14”, escapes en aluminio pulido y luces LED traseras.
De forma opcional puede incluir una parrilla frontal cromada, acentos dorados o del color de la carrocería y un diferencial de deslizamiento limitado. Por fortuna, todos vienen con una transmisión manual de 5 marchas, justo como debería ser.
Subiendo de nivel
Si todo esto es muy básico para su gusto, existe el Super Seven 2000. Este utiliza un motor atmosférico Ford de 2 litros, que entrega una potencia suficiente de 180 equinos. A fondo llegará hasta los 210 km/h, e irá de 0 a 100 km/h en 4.8 segundos. Apropiado para derrotar a muchos deportivos ahí afuera.
Caterham ofrece este modelo con un chasis estándar o extendido, escapes en sus costados de metal pulido, rines de 14” más clásicos y todo lo que ofrece el Super Seven 600. Aunque en el apartado de opciones, el 2000 accede a una barra antivuelco, frenos de disco ventilados, diferencial de deslizamiento limitado y un interior más exclusivo lleno de cuero y acentos dorados o del color de la carrocería.
Es un gusto que autos como el Caterham Super Seven 600 y 2000 aun existan para darnos un auto nuevo con una sensación 100% visceral y placentera. Ojalá el diseño del Lotus Seven sobreviva a la era eléctrica, y aún tengamos acceso a vehículos análogos como estos. Claro, si es que le sobran unos 36.000 euros por el 600, o 51.000 por el modelo 2000.